Entre finales de los 90 y principios del 2000, el automovilismo estaba en plena ebullición en España y surgió la posibilidad de crear un campeonato al puro estilo DTM. El proyecto no llegaría a materializarse, pero sí nos dejó un interesante prototipo, el Coloni S1. Un Alfa Romeo 156 nacido en España.
Coloni Motorsport fue una escudería italiana fundada en 1982 por Enzo Coloni. Participó en la Fórmula 3 entre 1983 y 1986 y debutó en la Fórmula 1 en 1987 como Enzo Coloni Racing Car Systems, hasta 1991. Más tarde, entre 2006 y 2009, volvió al circo de la categoría reina bajo el nombre de Fisichella Motor Sport International, con el patrocinio del expiloto de Giancarlo Fisichella. Después, continuó como Scuderia Coloni hasta 2012.
El paso de Coloni por la Fórmula 1 no puede definirse como exitoso. Intentó participar en 82 carreras, pero se clasificó para solo 14, sin puntos que mostrar de su experiencia. Sin embargo, los resultados fueron mucho mejores en otras competiciones, sobre todo, en el Campeonato Italiano de Fórmula 3, con los Alfa Romeo de Coloni Racing ganando en 1982, 1983, 1984 y 1986.
Coloni S1, el Alfa Romeo 156 para el DTM español
Pero Coloni también fabricó un prototipo de alto rendimiento para el Grupo E de la FIA que, en realidad, fue la apuesta española por crear su propio DTM. Detrás de aquel proyecto estaba Jaime Alguersuari Sr., a través de la compañía RPM. El coche era un Alfa Romeo 156 (esta es su historia), uno de los modelos más apreciados por los alfistas, y que regaló grandes momentos en la competición a la marca italiana con su versión GTA, siendo un digno sucesor del mítico 155 V6 Ti que ganó el DTM en 1993.
Al igual que el 164 Pro-Car, el 156 Coloni S1 ocultaba bajo su carrocería un chasis de competición completo fabricado íntegramente en fibra de carbono y tubos de soporte metálicos. El motor era el famoso V6 Busso de 3.0 litros, capaz de girar a 10.000 vueltas, montado longitudinalmente en posición central trasera. Alcanzaba 500 CV y estaba conectado a una caja de cambios secuencial de seis relaciones. Era capaz de pasar de 0 a 100 km/h en sólo 2 segundos, de 0 a 200 km/h en 9 segundos y alcanzar los 340 km/h.
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Son unos registros que hoy sólo pueden lograr muy pocos hiperdeportivos eléctricos e híbridos muy exclusivos, así que imagina lo que suponía hace 24 años. Semejante capacidad de empuje era posible no sólo por su elevada potencia, sino también por su reducido peso que apenas llegaba a la tonelada. También montaba unos frenos Brembo con discos de carbono y titanio, unas llantas OZ de magnesio de 18 pulgadas y un sistema de suspensión desarrollado por Coloni y Eibach.
Demasiado caro
El Coloni S1 era un coche monoplaza con el asiento colocado en el centro del habitáculo, como en el McLaren F1, aunque éste tenía otros dos asientos, uno a cada lado. Al final, el proyecto del Coloni S1 se canceló debido a los excesivos costes que ascendieron a 600.000 euros.
El prototipo sirvió también para medir hasta qué punto era posible llevar a cabo la iniciativa y comprobar si otros equipos se sumaban a ella, pero no fue así.
