Si hay un personaje en la historia del automóvil al que se le ocurrían las ideas más alocadas posibles, ese era André Citroën. Suyas fueron algunas iniciativas excéntricas, como iluminar la Torre Eiffel y utilizarla como cartel publicitario. En 1922, hace justo un siglo, a Citroën se le ocurrió cruzar el Sahara y lo consiguió con cinco vehículos equipados con un sistema de tracción de orugas, denominados ‘Escarabajo de oro’. Décadas más tarde, en 2007, la marca francesa presentó el Citroën Cruise Crosser Concept, inspirados en aquellos vehículos que cruzaron el desierto africano.

El prototipo del Citroën Cruise Crosser fue producido por Espera Sbarro School, en colaboración con Citroën Styling, y estaba basado en el primer SUV de la firma gala, el Citroën C-Crosser. A diferencia de los Citroën K1 recorrieron el Sahara en 1922, este prototipo de todoterreno montaba tres ejes con seis ruedas en total, lo que mejoraba notablemente la capacidad de tracción en los terrenos más exigentes.

Citroën Cruise Crosser Concept (2007): el heredero espiritual del Escarabajo de Oro que cruzó el Shara en 1922

Citroën Cruise Crosser

El Cruise Crosser lucía una carrocería de tipo pick-up en un llamativo color naranja que recordaba al Mehari. Tenía una amplia superficie de carga para transportar todo tipo de equipaje, como tiendas de campaña y otros accesorios, y el interior contaba con una tercera fila de asientos extraíble.

95 años del aterrizaje del aviador Charles Lindbergh en París, gracias a la Torre Eiffel iluminada por André Citroën

El interior del Cruise Crosser incluía asientos de cuero de malla que proporcionaban un aspecto deportivo a la vez que confortable. El llamativo color naranja del exterior también estaba presente en algunas zonas del habitáculo, como el salpicadero, los bordes de los asientos y los paneles de las puertas. Entre el equipamiento, destacaba un reproductor DVD para los viajes, sistema de navegación y unas tablas para ayudar a superar dificultades en la arena.

Tecnología con mínimo impacto ambiental

Citroën Cruise Crosser

Cruise Crosser estaba equipado con tecnología de alto rendimiento para una aventura todoterreno exigente, produciendo el mínimo impacto posible en el medio ambiente. Para ello, estaba equipado con un sistema de propulsión híbrido, compuesto por un motor diésel y otro eléctrico que impulsaba el tercer eje cuando lo accionaba el conductor.

El motor eléctrico estaba ubicado bajo la zona de carga, en la parte posterior. También existía la posibilidad de circular únicamente con el tercer eje, lo que lo convertía en un coche eléctrico.

El Citroën Cruise Crosser fue otra de esas ideas que se le ocurren a veces al fabricante francés. Un todoterreno preparado para ir del punto A al B en las regiones más complicadas del planeta, pero de manera eficiente y vanguardista.

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