Carlos Tavares ha dimitido como CEO del conglomerado Stellantis. El ejecutivo, que fue el artífice de la fusión de PSA y Fiat Chrysler Automobiles, ha renunciado a su cargo por la falta de apoyo del Consejo de Administración.
Carlos, que pensaba jubilarse en 2026, será sustituido por un Comité Ejecutivo Interino presidido por John Elkann hasta el nombramiento del nuevo Consejero Delegado permanente, que está siendo gestionado por un Comité Especial del Consejo de Administración, que concluirá en el primer semestre de 2025 y, que según Stellantis, está muy avanzado.
"El éxito de Stellantis desde su creación se ha basado en una alineación perfecta entre los accionistas de referencia, el Consejo de Administración y el CEO. Sin embargo, en las últimas semanas han surgido opiniones diferentes que han llevado al Consejo de Administración y al CEO a tomar la decisión de hoy", ha expuesto Henri de Castries, Stellantis Senior Independent Director.
A subasta el Renault Clio 16S Grupo A de Carlos Tavares, CEO de Stellantis
Por si parte, el presidente, John Elkann, ha manifestado: “Nuestro agradecimiento a Carlos por sus años de dedicación y por el papel que ha desempeñado en la creación de Stellantis, así como en las anteriores reestructuraciones de PSA y Opel, que nos han puesto en la senda de convertirnos en líderes mundiales de nuestro sector. Estoy deseando trabajar con nuestro nuevo Comité Ejecutivo Interino, apoyado por todos nuestros colegas de Stellantis, mientras completamos el proceso de nombramiento de nuestro nuevo CEO. Juntos garantizaremos el despliegue continuado de la estrategia de la empresa en interés a largo plazo de Stellantis y de todos sus stakeholders".
Carlos Tavares consiguió la confianza del grupo y el reconocimiento de la industria gracias a unos beneficios importantes. Pero, por primera vez desde su llegada, Stellantis tuvo que revisar sus pronósticos para el cierre de ejercicio, con una pérdida de entre 5.000 y 10.000 millones de euros.
Asimismo, en la primera mitad del año, las ventas se han retraído un 20% y los beneficios, un 48%, hasta los 5.647 millones de euros, debido, en gran parte, a la apuesta eléctrica de Tavares. Una apuesta medio 'impuesta', todo hay que decirlo, desde Europa.