Estamos convencidos de que de aquí a unos años, echaremos la vista atrás y recordaremos al BMW M4 Coupé como uno de los mejores deportivos de su época. Ya sucede con su antecesor, el BMW M3 e30 de 1985, así como con las sucesivas versiones, y esta nueva generación tiene todos los ingredientes para repetir los éxitos logrados por estos modelos en el pasado. Eso sí, aunque la esencia permanece, los avances tecnológicos han irrumpido con fuerza.
Los M4 Coupé y BMW M3 F80 (prueba) estrenaron el primer motor turboalimentado de la serie, un moderno, potente y eficiente propulsor que por primera vez en la historia del modelo, no es atmosférico. Se trata de un bloque de seis cilindros en línea, con 2.979 centímetros cúbicos, que es capaz de girar a 7.600 revoluciones por minuto y que genera una potencia máxima de 431 CV y un par motor de 550 Nm.
Esta última cifra es la que supone el cambio más radical con respecto a los anteriores motores atmosféricos, un cambio que se percibe nada más sentarte a los mandos de nuevo coche deportivo. Decimos esto porque mientras que la cifra de potencia máxima sólo ha crecido una decena de caballos, el par motor ha aumentado nada menos que un 40% con respecto al anterior V8 de 4.0 litros. Pero es que además, no sólo es más elevado, también está disponible en una franja más amplia de revoluciones (entre 1.800 y 5.390 rpm), lo que hace que tenga una respuesta muy contundente independientemente de la velocidad que llevemos engranada.
¿En qué se traduce todo esto? En mejores prestaciones -de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y hasta 280 km/h de punta- y en un menor consumo de carburante, que se sitúa ahora en los 8,3 l/100km, un 25% menos que antes. Pero como te hemos dicho en la entradilla, hoy queremos centrarnos en las evoluciones del BMW Serie 4 más deportivo que podremos esperar para los próximos años. Veamos a qué nos referimos.
Queda poco más de una semana para que, por decimoséptima temporada consecutiva, los modelos de BMW se estrenen como coches oficiales en la primera prueba del Campeonato del Mundo de Motociclismo. Pero este año BMW ha apostado por una nueva tecnología, la inyección de agua, que no sólo permite mejorar el rendimiento energético, también reduce el consumo de carburante hasta en un 8%. ¿Quieres saber cómo funciona? Te lo contamos a continuación.
Como sabrás, uno de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar los ingenieros a la hora de desarrollar un motor sobrealimentado es la gestión del calor. Con el fin de garantizar unas temperaturas óptimas de funcionamiento, la firma alemana ha desarrollado un sistema de refrigeración innovador que ayuda, principalmente, a enfriar el aire de la admisión. El agua, que está almacenada en un depósito resistente al frio y con una capacidad máxima de cinco litros ubicado, para no perjudicar el reparto de pesos, en el maletero y que incluye para su funcionamiento una bomba de agua, sensores y válvulas que son controlados por la ECU del motor, es inyectada en pequeñas cantidades en el colector de admisión para, de esta forma, reducir la temperatura de la mezcla permitiendo que la explosión se produzca en el momento óptimo.
Todo esto permite aumentar considerablemente el rendimiento (aunque por ahora no han concretado la cifra de potencia máxima), al tiempo que permite reducir el consumo de combustible. Cuando este sistema demuestre su eficacia con el BMW M4 Coupé MotoGP Safety Car 2015, “se empleará en un modelo de serie de BMW M en un futuro próximo”, tal y como anunció la marca en el comunicado de prensa emitido para la ocasión.