Imagina que una ley no te permite conducir el coche de tus sueños, pero tienes la capacidad de influencia suficiente como para cambiar esa ley. Suena bien, ¿verdad? Pues eso es lo que hizo uno de los tipos más ricos del mundo. Evidentemente, cualquier otro ciudadano de a pie no podría. Bill Gates esperó 13 años para conducir su Porsche 959 en Estados Unidos y, gracias a él (a su tenacidad), se hizo la ley ‘Show and Display’.

El Porsche 959 (esta es su historia) es uno de los deportivos más espectaculares y especiales que se han fabricado y, cuando se lanzó al mercado en 1986, llamó la atención de muchos acaudalados como el cofundador de Microsoft. Sin embargo, había un problema: el vehículo alemán era ilegal en Estados Unidos.

La NHTSA prohibió el Porsche 959 en Estados Unidos

La NHTSA, la equivalente a la DGT en España, solicitó a Porsche cuatro unidades del 959 para realizar las pertinentes pruebas de choque, pero esta petición equivalía a casi el 14% de la producción total del modelo reservada para este mercado. La compañía alemana sólo había concebido 29 ejemplares para el mercado estadounidense y entregar cuatro a la administración de seguridad para hacer las pruebas suponía un alto coste a nivel de producción y una importante pérdida de ingresos.

A subasta un raro Porsche 911 Turbo Cabriolet (993) fabricado en secreto para un encargo

En consecuencia, en Zuffenhausen se negaron y la agencia no homologó el vehículo. Esto llevó a la compañía a probar un pequeño truco para introducir el coche en el país: hacerlo como coches de carreras. Sin embargo, los funcionarios del departamento fueron más listos y dijeron que un coche con aire acondicionado y radio no se podía utilizar para competir. Así que el Porsche 959 seguía sin cruzar el Atlántico.

El proyecto de Bill Gates para conducir su Porsche 959 en Estados Unidos

Cuando Bill Gates vio el Porsche 959 quedó prendado y encargó uno, pero no pudo superar la aduana. El coche permaneció confiscado en la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, tal y como exigía la ley. Fue entonces cuando se creó una asociación entre Gates, su amigo Paul Allen con quien fundó Microsoft y el abogado Warren Dean con el fin de redactar una ley que permitiera conducir legalmente el 959 en Estados Unidos.

La norma fijaba que “si se produjeran 500 o menos automóviles, si no se produjeran actualmente, si nunca fueron legales en Estados Unidos y si fueran raros, se podrían importar sin tener que pasar los estándares del DOT. Siempre que cumplan con los estándares de la EPA y no se conduzcan más de 2.500 millas al año, serán legales”.

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Este proyecto se presentó repetidas veces en el Senado, pero siempre salía rechazado. Hasta que, finalmente, se puso en marcha un proyecto de ley de transporte en el Senado que culminó en lo que se conoció como ley ‘Show and Display', firmada por el entonces presidente Bill Clinton en 1999, que permitía importar ciertos vehículos históricos o tecnológicamente relevantes y conducidos bajo condiciones especiales. Sólo afecta a coches con menos de 500 unidades producidas, ediciones especiales y limitadas a 2.500 millas anuales (unos 4.000 kilómetros).

De esta forma, Bill Gates pudo, por fin, conducir su Porsche 959. Tuvo que esperar nada menos que 13 años y, durante todo ese tiempo, el coche permaneció confiscado en el depósito, a razón de 28 dólares diarios. En total, 138.000 dólares que se sumaron al coste del coche. Por cierto, que la ley ‘Show and Display’ sigue vigente en la actualidad y, gracias a ella (a Bill Gates) otros magnates y millonarios pueden conducir coches raros de importación.

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