En 1957 comenzó la producción del FIAT 500 en Italia, el vehículo que motorizó a una sociedad que, hasta entonces, se desplazaba, principalmente, con la Vespa y la Lambretta. Pero, paralelamente al famoso Cinquecento, otra marca italiana decidió fabricar una versión más lujosa y refinada: el Autobianchi Bianchina, un utilitario que terminaría bautizado como “el icono de la mala suerte”.

La idea de Autobianchi era lanzar un vehículo pequeño para utilizarlo todos los días pero que tuviese un aire más distinguido que el modelo de FIAT, destinado a un público, sobre todo, femenino y también más snob. El Bianchina nació en 1957, basado en la misma mecánica de su hermano de FIAT, y su éxito inicial fue rotundo. Sin embargo, en Italia, todo el mundo acabaría reconociéndolo por ser el vehículo de un famoso y torpe personaje de una película.

Qué era Autobianchi

Autobianchi era una marca que nació en 1955 y estaba participada a tres bandas: Autobianchi, FIAT y Pirelli, si bien, pocos años después, acabó siendo absorbida completamente por Fiat y se convirtió en una especie de división más lujosa de la casa de Turín.

Autobianchi Bianchina

Presentado en el Museo de la Ciencia y la Técnica de Milán en 1957, el Autobianchi Bianchina tuvo un éxito extraordinario, hasta el punto de que, en un primer momento, superó en número de pedidos al FIAT 500. Tenía como público objetivo a las mujeres, que en aquella época empezaban a ser más frecuentes en el manejo de vehículos, y también a un sector de conductores que buscaban algo más en un vehículo, pero sin renunciar a la economía ni a la practicidad del día a día.

Autobianchi Bianchina: el 500 de lujo

El Bianchina fue concebido como una versión más lujosa del utilitario italiano. Presentaba un cuerpo de tres volúmenes y una línea cupé muy elegante. En la carrocería había abundantes superficies cromadas y, de manera opcional, podía elegirse una pintura bicolor.

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El techo era de tela y podía correrse hacia atrás, permitiendo a los pasajeros viajar a cielo abierto, motivo por el que el Bianchina recibió el apellido de Trasformabile. El equipamiento no se diferenciaba mucho del que tenía el 500. A pesar de sus escasos tres metros de longitud, podía acoger a cuatro ocupantes. El interior también recibía la herencia del Cinquino, como reflejaba el tablero de instrumentos y el salpicadero.

Varias versiones del Bianchina

Mecánicamente, el Bianchina estaba dotado del mismo motor del FIAT 500, es decir, un bloque de dos cilindros de 479 centímetros cúbicos refrigerado por aire que desarrollaba 15 CV. Debido a su rotundo éxito, la marca decidió lanzar más versiones. En 1959, aumentó sensiblemente la potencia hasta los 17 CV y un año más tarde lazó la versión cabriolet que, si ya el Bianchina era ‘chic’, el descapotable lo era aún más, con un techo de lona que se descapotaba de forma manual.

Paralelamente al modelo descapotable, Autobiachi realizó una mejora del motor, aumentó la cilindrada hasta los 499 centímetros cúbicos y elevó la potencia hasta los 21 CV. Este mismo bloque sería utilizado un poco más tarde en otro modelo con carrocería familiar bautizada como Bianchina Panoramica.

Autobianchi Bianchina

En 1962, el Trasformabile fue sustituido por una berlina más convencional, que recibió el nombre de Berlina 4 posti (4 plazas). Tres años después, en 1965, toda la gama del Bianchina recibió un lavado de cara que afectó, no sólo a la estética (muy levemente), sino también a la mecánica, con el nuevo motor Tipo F, que recibía algunas mejoras y elevaba la potencia hasta 22 caballos. También hubo una versión furgoneta para actividades comerciales, llamada Furgoncino.

Coche de Ugo Fantozzi

El Autobianchi Bianchina se mantuvo en producción hasta 1969, año en que fue sustituido por el más moderno Autobianchi A 112. Más de 300 mil unidades salieron de la fábrica. Pese a que su idea inicial era la de ofrecer un vehículo económico y práctico, a la vez que más lujoso que el FIAT 500 del que derivaba y, pese a que lo consiguió en un principio, el Bianchina fue reconocido por una cuestión totalmente diferente.

Era el coche que utilizaba el actor italiano Paolo Villaggio en el papel de Ugo Fantozzi en la película homónima de 1975, una comedia que caricaturizaba a la clase media italiana de la época. En dicha película, Fantozzi hacía de torpe contable al que siempre le perseguía la mala suerte, así que el Bianchina fue inmediatamente asociado a este personaje y a sus trastadas, recibiendo el sobrenombre de “el icono de la mala suerte”.

El origen del utilitario ‘chic’

No obstante, el Bianchina merece otro reconocimiento diferente al que le dio el cine. La idea de Autobianchi de crear un vehículo más lujoso derivado de otro más “vulgar” es habitual en la actualidad, con la intención de crear un producto más elaborado, con opciones de personalización y mejores acabados.

Un ejemplo de esto es la marca DS, una división más lujosa de Citroën que, desde hace unos años, se ha convertido en una marca independiente y de lujo dentro del Grupo PSA y, ahora, Stellantis. O CUPRA, como marca lujosa y deportiva de SEAT. Pero también podemos nombrar otros utilitarios lujosos, como el Audi A1 o el MINI. Una tendencia que hunde sus raíces en el Autobianchi Bianchina.

Foto destacada: Architas (Creative Commons)

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