Cualquier competición de motor tiene sus riesgos para los pilotos. Por suerte, los avances en materia de seguridad hacen que, en la mayoría de los casos, salgan ilesos incluso de accidentes tan espectaculares como el que se ha podido ver en la Super Fórmula, en el que uno de los monoplazas implicados quedó partido por la mitad.

Los hechos tuvieron lugar en el Circuito de Suzuka, concretamente en la conocida curva 130R, un giro a izquierdas abierto y muy rápido, en el que en función de la categoría los coches pueden ir a velocidades de hasta 240 km/h.

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Es, por tanto, un lugar bastante peligroso en el que cualquier mínimo roce puede tener consecuencias fatales. En esta ocasión la hubo para uno de los monoplazas, pero por suerte no para los pilotos.

Los implicados fueron Ukyo Sasahara e Hiroki Otsu. El primero iba por el exterior de la curva y el segundo por el interior, cuando en cierto punto sus trayectorias se juntaron. Aunque el impacto entre los vehículos no fue muy fuerte, sus neumáticos hicieron contacto, perdiendo el control de ambos coches.

El de Otsu giró sobre sí mismo, lo que le hizo perder algo de inercia, pero el de Sasahara no corrió la misma suerte y, aunque iba ladeado, fue directo y más rápido contra la barrera de neumáticos.

A la cámara no le da tiempo a seguir la acción y no se puede ver el impacto del monoplaza verde, pero sí se aprecian las consecuencias del mismo: por encima de ésta se puede ver como el automóvil acaba partido por la mitad, con el motor y la caja de cambios saliendo despedidos.

De hecho, el cockpit, con Sasahara dentro, salió volando por encima de la valla y acabó colina abajo. Por suerte, solo tuvo una pequeña contusión, lo que parece un milagro teniendo en cuenta la ferocidad del impacto.

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