Nadie los conoce: Izumi Shioya, Nobumitsu Gozu, Tsunemi Oyama y Takumi Kurosawa. Cuatro nombres que no dicen nada. Si te digo la palabra Takumi, los más frikis conocedores de la historia del Nissan GT-R sabrán de qué hablo. Sin duda, el Nissan GT-R es un coche popular, pero pocos saben que sin estos cuatro nombres, esta maravilla de la técnica jamás cobraría vida.
Los Takumi son los encargados de fabricar el motor VR38 del Nissan GT-R, de manera completamente artesanal. Lo llevan haciendo desde el lanzamiento de este modelo: Nissan quiso que su modelo más prestacional, el coche de imagen de marca de la firma japonesa, fuese un emblema de calidad y tecnología, de prestaciones salvajes pero también referente en términos de fiabilidad.
Cada Takumi se ha especializado en la producción de las 374 piezas del motor del Nissan GT-R, poniendo su nombre y su prestigio como garantía del buen funcionamiento de la mecánica. “estamos constantemente mejorando nuestro nivel de calidad”, afirma Tsunemi Ohyama, con tres décadas trabajando para Nissan. “Cuando empezamos la producción del GT-R en 2007, algunas comprobaciones eran llevadas a cabo por máquinas. Hoy todo se realiza manualmente, de manera completamente artesanal. Solo cuando el resultado es perfecto el coche está listo para ser entregado al cliente.”
Takumi: artesanos a nivel mecánico
Y es que la función de los Takumi no solo es la de producción, sino también la de revisión y control de calidad de los motores del Nissan GT-R. Takumi Kurosawa es el líder de este pequeño pero importantísimo equipo de la línea de montaje del Nissan GT-R, encargándose también de las versiones de carreras Super GT300. “Enseñar a alguien a producir un motor puede costar tres o cuatro meses. Pero estos motores están desarrollados para ser buenos en el día a día y a 320 km/h en un circuito. Se requiere una precisión exacta en su fabricación.” Afirma Kurosawa.
Cada motor está fabricado por un único Takumi, que se responsabiliza de su buen funcionamiento. Esto también es algo importante a la hora de establecer una relación entre el propietario del Nissan GT-R y el Takumi encargado de fabricar y revisar el motor de su coche. El propietario siente que detrás de su máquina hay un hombre, un especialista que lleva décadas formándose para alcanzar la perfección.
Nobumitsu Gozu da mucha importancia a la relación que se establece entre la máquina y el cliente. “Aunque sea un modelo más antiguo, yo también tengo un GT-R, así que entiendo lo que siente el propietario de un Nissan GT-R. Nos dejamos el alma en cada motor, esperando que el cliente pueda disfrutar del brutal potencial de la mecánica.”
Takumi: una cuestión de orgullo
Las prestaciones del motor V6 bi-turbo son brutales y su manera de entregar la potencia y las prestaciones que consigue el motor son el mayor orgullo de Izumi Shioya. “Esto es lo que considero un ‘motor perfecto’, aquel que me convence al 100%”. Ser Takumi es, además de una responsabilidad, un gran orgullo para estos trabajadores, una posición de prestigio que desean mantener pese a la exigencia diario en la fabricación del motor del Nissan GT-R.
“A veces llegan a la fábrica clientes del GT-R y preguntan por nosotros. Cuando te conocen te dan las gracias por haber fabricado el motor del Nissan GT-R. Esa es nuestra mejor recompensa.” Sin duda, el papel del equipo Takumi en la fabricación del Nissan GT-R es fundamental: sin ellos la excelencia de este deportivo japonés no sería una realidad. Takumi, los padres del alma del GT-R.