El 13 de septiembre de 2001, mientras el mundo seguía estremecido por los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York dos días antes, SEAT presentó un interesante prototipo que, desgraciadamente, no pasó de ahí, pero que demostró las capacidades de la marca española para desarrollar un deportivo compacto. Fue el SEAT Arosa Racer, el GTI urbano que SEAT no pudo llevar a la calle.

El Racer fue una versión aligerada y más prestacional del SEAT Arosa, el pequeño utilitario que comercializó la firma española desde finales de los 90 y hasta principios de los 2000. Fue desarrollado por el Centro de Desarrollo de Martorell y SEAT Sport y contaba muchos elementos diferenciadores, como las llantas OZ de aleación ligera y blancas, con neumáticos 195/45 R15.

SEAT Arosa Racer: el GTI urbano que SEAT no pudo llevar a la calle

SEAT Arosa Racer

Profundizando en el diseño del SEAT Arosa Racer, resultaba suficientemente expresivo, a pesar de no introducir cambios muy significativos. Lo más destacado era, aparte de las mencionadas llantas blancas, las carcasas de los retrovisores y el techo, también pintados de blanco, así como el color Rojo Flash de la carrocería.

El frontal lucía un paragolpes diferente al del resto de la gama Arosa, con un faldón aerodinámico pintado del mismo color que la carrocería y dotado de amplias tomas de aire para la ventilación de los frenos. La parrilla frontal, dividida en tres secciones, tenía unas rejillas en negro antracita, con el logo de la marca y estaba enmarcada por un fino embellecedor cromado.

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En la zaga, montaba un pequeño spoiler en el extremo superior del portón y un paragolpes de nuevo diseño prolongado hacia abajo, todo ello en el mismo rojo de la carrocería. En esta parte también era novedad la grafía con la denominación del prototipo: en lugar de ‘Arosa’, debajo del logo de SEAT aparece la palabra ‘Racer’.

Interior muy ‘Racing’

SEAT Arosa Racer

El interior del SEAT Arosa Racer era totalmente ‘racing’, diseñado para la competición. Lo más llamativo era que prescindía de la banqueta trasera para reducir el peso y, en su lugar, se alojó una rueda de repuesto. Delante, contaba con dos asientos tipo baquet, ajustables tanto en desplazamiento longitudinal como en inclinación de respaldo, y equipados con cinturones de arnés de cuatro puntos de anclaje.

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Además, el puesto de conducción incluía detalles que realzaban el estilo deportivo, como el volante MOMO, forrado en cuero negro y revestido de fibra de vidrio blanca en la parte superior, o el pomo del cambio, que repetía la misma combinación del volante, mientras que a los pies del conductor brillaba el aluminio de un pedalier aligerado.

Motor del SEAT Arosa Racer

Dejando a un lado la estética y le equipamiento, lo más destacado del prototipo español fue su motor. Tenía un bloque de cuatro cilindros de 1.6 litros atmosférico derivado del Volkswagen Lupo GTI. Desarrollaba 125 CV a 6.500 vueltas y 152 Nm de par a partir de las 3.000 rpm.

El motor iba asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades y, gracias a su reducido peso (poco más de 900 kg), era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,4 segundos y alcanzar los 207 km/h. Además, tenía unas suspensiones ajustables con un tarado firme que le permitía unos rápidos pasos por curva, así como unos frenos reforzados, con discos ventilados delante y macizos detrás.

SEAT Arosa Racer

Lamentablemente, aquella aventura de SEAT no pudo llegar a producción, ya que el Lupo GTI ya estaba en el mercado desde casi un año antes y el Grupo Volkswagen entendió que no había hueco en el mercado para otro modelo de similares características.

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