La propulsión nuclear es una tecnología muy poco desarrollada en el ámbito de los coches, aunque sí está presente en el campo marino y naval, con barcos, buques y submarinos que emplean reactores nucleares como fuente de energía para lograr su propulsión. Otra área dónde apenas se ha avanzado con este tipo de energía es en el ámbito aeroespacial, aunque ya hay quien está trabajando para acercar esta tecnología a las naves espaciales.

A principios del año pasado, Rolls-Royce presentó el primer prototipo de motor de uranio para vehículos espaciales. La firma británica cuenta con un departamento encargado del desarrollo de motores para aviación y vehículos militares, el cual ocupa una parte importante de la compañía. También está presente el departamento de Nuevos Proyectos Nucleares y Espaciales de Rolls-Royce, de donde surge este interesante avance.

El prototipo de motor de uranio de Rolls-Royce

Contando con el apoyo de la Agencia Espacial de Reino Unido (UKSA), a través del Programa Nacional de Innovación Espacial (NSIP), y la colaboración de investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Bangor, en Gales, Rolls-Royce está trabajando en este nuevo reactor nuclear que hará viables los viajes espaciales a la Luna y a Marte.

Este nuevo motor espacial impulsará naves de pequeñas dimensiones, por lo que su tamaño se ha reducido para que pueda caber en la parte trasera de un camión. Su diseño compacto y ligero beneficia el viaje aéreo con la inclusión de unos intercambiadores de calor.

El nuevo motor V10 híbrido que ha diseñado Rolls-Royce es diésel, tiene 1.495 CV y no lo verás en ninguno de sus coches

El motor de uranio está alimentado por capas de uranio enriquecido, plutonio, carbono y cerámica en el interior de un tubo recubierto de grafito que acelera la combustión nuclear, lo que permite generar entre 1 y 10 MW. Además, desde Rolls-Royce aseguran que la nave no necesita un blindaje pesado para aislar a los astronautas de una posible radiació y que es seguro instalarlo en un compartimento del propio vehículo espacial.

El objetivo es que este motor esté terminado para finales de esta década, permitiendo a la UKSA realizar un viaje óptimo a la Luna a partir de 2030. Además, este avance no solo afecta a la propulsión de las naves espaciales, sino que permitirá abastecer de energía nuclear a futuras colonias humanas extraterrestres.

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