El Skoda Spaceback es la última creación de la firma checa y, tras haberla probado a conciencia durante unos días, puedo decir que resulta una opción muy interesante desde muchos puntos de vista. Sin duda, los que más sabrán apreciar sus virtudes son todos aquellos usuarios que busquen un coche de dimensiones contenidas, pero muy capaz en su interior. Así que si eres uno de ellos no pierdas ojo a esta prueba, ya que quizá este Skoda te sorprenda como a mí.
Lo primero que quiero hacer es presentar al coche, para quien aún no lo conozca. El Skoda Spaceback es una versión derivada del Rapid que, por cuestiones de marketing, en España pierde este apellido (fuera de nuestras fronteras se denomina Rapid Spaceback). El Rapid es ese primo hermano del Seat Toledo que recientemente se ha convertido en el best seller de los taxistas de nuestras grandes ciudades. A diferencia de éste, el protagonista de la prueba adopta una zaga diferente, más redondeada y con menor voladizo, que lo hace más atractivo a la vista. También tiene cinco puertas, por lo que su practicidad permanece casi inalterada. Y digo casi porque esa mejora estética obliga a pagar un cierto peaje, ya que el maletero es algo más pequeño y la altura libre al techo en las plazas traseras, también. No es nada preocupante en cualquier caso, ya que la nota en estos apartados pasaría de matrícula de honor en el Rapid a sobresaliente en el Spaceback. Y no exagero con esto que digo, las cifras hablan por sí solas. Por ejemplo, los 415 litros de volumen de maletero que ofrece el Spaceback lo sitúan a la cabeza de su segmento (no nos olvidemos de que, con sus 4,3 metros de longitud, lucha en la categoría de los compactos).
Como decía unas líneas antes, este Skoda y el Seat Toledo son casi hermanos. Ambos pertenecen al Grupo VAG, comparten plataforma, motores... Vamos, que son el mismo coche, pero con diferente traje. Si la firma española posiciona al Toledo entre el Ibiza y el León, entendemos que Skoda hará lo propio con el Spaceback/Rapid situándolo entre el Fabia y el Octavia. Es decir, que lo que tenemos entre manos es un coche del segmento C, cuyas aspiraciones van en la práctica un paso más allá. Y esto es precisamente lo que yo destacaría por encima de todo a la hora de describir al modelo checo. Es un coche nada aparatoso, pequeño incluso (es más estrecho que la mayoría), que parece crecer al acceder a su interior. Aún no me explico cómo puede ofrecer esa sensación de amplitud o esa capacidad de carga cuando, aparcado en la plaza de garaje, hace que hasta un A3 de tres puertas parezca pequeño. Milagros del diseño, sin duda, que juega con las formas, la reducción de los guarnecidos interiores y demás, para lograr el máximo aprovechamiento posible.
Otro apartado que merece una reflexión es el de la sensación que transmite una vez sentado a los mandos. Me refiero a la calidad percibida, a lo que ven los ojos y tocan las manos. Skoda, como bien es sabido, es la marca del Grupo VAG (Volkswagen, Audi, Seat, Skoda) menos premium. Pero no por ello se puede calificar como una firma que fabrique coches de batalla. Decir esto sería alejarse mucho de la realidad ya que, si echamos un vistazo a los modelos de última hornada, en realidad se trata de productos realmente bien hechos. Quien posea uno o haya tenido ocasión de conocerlo de primera mano sabrá de lo que hablo. Muchos de los mandos, botones y materiales en general que hay en un Skoda, también los hay en un Volkswagen. Incluso la sensación una vez en marcha es parecida. Todo tiene ese toque alemán, tan correcto y sobrio a la vez, que transmite esa sensación de buen hacer y fiabilidad que cualquiera querría encontrarse en su coche. Y esto lo tiene el Spaceback. Desde luego no en la medida de un Volkswagen equivalente (como decía, proporcionan sensaciones parecidas pero no iguales), pero sí tan solo un punto por debajo.
La diferencia la marcan los detalles. ¿Qué cosas tiene este Skoda que no veríamos nunca, por ejemplo, en un Volkswagen? Para empezar, un equipo de audio cuyos altavoces ofrecen una calidad de sonido simplemente regular. Tampoco nos encontraríamos con materiales de tacto duro en casi todo el interior. Esto empobrece a la vista y, en el Spaceback, este tipo de plástico está presente en el salpicadero, la consola, el túnel central… Tan sólo los apoyabrazos de las puertas, es decir, las molduras que comienza en los tiradores de apertura, son ligeramente acolchados. A esto le podemos sumar unos pedales demasiado juntos y ubicados ligeramente hacia la derecha o unos parasoles que carecen de luz de cortesía… En fin, son sólo detalles, nada especialmente grave, aunque sí restan puntos a Skoda cuando se compara con sus marcas hermanas del grupo.
El modelo elegido para esta prueba es el Skoda Spaceback 1.2 TSI 105 CV. Gasolina y con turbo. Ninguna de las opciones mecánicas de la gama Spaceback es especialmente potente y esta, que ocupa el penúltimo peldaño (sólo tiene por encima el 1.4 TSI 122), quizá pueda parecer escasa. Pero no, no lo es. Lo cierto es que este motor da muy bien resultado en otros modelos como el Seat Ibiza o el VW Golf, así que en el Spaceback no podía defraudar. Efectivamente, no sólo está a la altura sino mucho más. Sus prestaciones son similares a las de algunos rivales con motores más potentes, quizá porque su peso es bastante contenido: acelera bien desde parado, recupera con solvencia y mantiene unos cruceros muy dignos con el motor girando a regímenes bajos, lo que ayuda a reducir el consumo. Tan equilibrado es este TSI, que me parece un motor bastante redondo para el Spaceback, incluso para quienes viajen con el coche a plena carga. Desde luego, con el propulsor de 122 CV hay una potencia extra bajo el pedal derecho que ofrece más garantías, pero insisto, el 1.2 TSI 105 de esta prueba es más que solvente para un uso normal. Además, el más potente sólo se puede asociar al cambio automático DSG, por lo que la factura aumenta de forma considerable frente al de 105 caballos. En cualquier caso, si recorres más de 15.000 kilómetros al año y estás especialmente preocupado por el consumo de combustible siempre puedes optar por alguno de los TDI, que cuidan tu bolsillo en el día a día como ningún otro.
Sobre sus cualidades dinámicas, el Skoda Spaceback 1.2 TSI 105 se mueve de forma agradable. El coche pisa bien, de forma certera y segura, y se puede decir incluso que es ágil a la hora de moverse entre curvas. No se puede decir que ofrezca las sensaciones de un León o un Golf, ni tan siquiera las de un Ibiza, pero desde luego aprueba sobradamente. Una vez más hace gala de esa coherencia propia de la marca, demostrando que sabe hacer las cosas correctamente aunque sin mayores pretensiones. Por poner alguna pega, el viento racheado se nota más lo que gustaría cuando se rueda a velocidad de crucero en autopista (también la insonorización del habitáculo es mejorable), pero poca crítica negativa se me ocurre hacer más allá de esto.
Y ahora toca hablar del apartado clave: el precio. Por 15.640 euros tienes un Skoda Spaceback 1.2 TSI 105 un poco pelado de equipamiento y, por 17.970 euros, uno bastante más pintón. Esta es la diferencia de precio que existe entre los acabados Active y Elegance. La versión probada es esta última y además venía con ciertas delicatessen incorporadas como los faros de xenón, el pack Elegance (diferencial EDS, llantas 17 pulgadas, cristales traseros oscurecidos, asistente de arranque en pendiente...) y alguna que otra más, que elevan el precio final por encima de los 20.000 euros. Evidentemente, hay una clara diferencia entre moverse en el día a día con un coche tan bien equipado y con uno que apenas incluye lo justo y necesario, como es el caso del acabado de acceso Active. Pero también es cierto que pagar esa cuantiosa suma de dinero quizá pueda quitarle sentido a la compra del Spaceback, ya que al pasar la barrera de los 18.000 euros se abre un mundo de posibilidades entre los modelos de las marcas generalistas. Por eso, mi apuesta en este caso sería una versión menos equipada del Skoda, que ofrezca una factura más ajustada y que justifique esa buena compra. En ese caso te llevas a casa un coche que renuncia a ciertos lujos, pero muy sincero y muy capaz.
Lo mejor
+ Aprovechamiento del espacio
+ Rendimiento del motor
+ Precio equilibrado
Lo peor
- Equipamiento base escaso
- Aspecto de algunos materiales interiores
- Diseño sobrio
Fotos: Álex Aguilar