Entre los coches más feos de la historia, muchos estarán de acuerdo con que el Pontiac Aztek Rally Edition tiene cabida. Producido entre 2001 y 2005, fue un SUV de tamaño medio en una época que la que todavía no eran tan populares como lo serían unos años después. Fue un coche que ofrecía muchas cosas interesantes, como su catálogo de accesorios, pero que tenía un diseño realmente feo.
Así lo calificó en su día buena parte del público y de la prensa especializada en Estados Unidos. Hay que remontarse a la segunda mitad de los años 90. En aquellos años, la mayoría de los conductores que tenían un todoterreno o un SUV rara vez salían del asfalto.
Así que Pontiac se propuso lanzar un vehículo que proporcionara todas las características que los clientes buscaban en los 4x4, como la capacidad de carga, la altura elevada y el estilo de vida al aire libre, pero eliminando los aspectos negativos, como el mayor consumo o la conducción incómoda. Modelos como el Lexus RX300 y el
Toyota Highlander habían demostrado que la fórmula funcionaba.
Pontiac Aztek Rally Edition, un coche diferente
El primer prototipo del Pontiac Aztek se presentó en 1999 y tuvo bastante buena acogida. Lucía un aspecto futurista basado en el lenguaje de diseño ‘Xtreme’ y prometía un alto nivel de versatilidad para el estilo de vida joven y activo de la Generación 'X'. dos años después, finalmente, llegó la versión de producción, en 2001, lanzada bajo el lema ‘Posiblemente el vehículo más versátil del planeta’: "Posiblemente el vehículo más versátil del planeta".
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Producido en la planta de General Motors de Ramos Arizpe, México, el Aztek presumía de una serie de características y tecnologías interesantes. En lugar de un sistema de tracción total permanente, tenía el sistema Versatrak, que distribuía el par entre ambos ejes de manera automática, dependiendo de las necesidades del momento, y permitía conducir con seguridad sobre superficies deslizantes.
Diseñado para disfrutar al aire libre
El salpicadero fue diseñado por Johnson Controls, contratista de la NASA, y presentaba el característico esquema de iluminación roja de Pontiac junto con una pantalla de visualización opcional. Incluía un asiento del copiloto abatible para maximizar la capacidad de carga.
De serie, ofrecía una serie de opciones y accesorios novedosos, como una consola central que hacía las veces de nevera extraíble, una especie de tienda con colchón hinchable con un compresor de aire integrado, que convertía el Aztek en una camper improvisada, mochilas montadas en los respaldos de los asientos y una serie de soportes especiales para bicicletas, canoas, tablas de snowboard y objetos similares.
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A esto había que añadir un sistema estéreo Pioneer opcional de diez altavoces y un inusual portón trasero de dos piezas con portavasos integrados, diseñado para utilizarse como zona de asientos durante las actividades al aire libre. La realidad es que todo era genial… salvo el diseño. El Pontiac Aztek Rally Edition fue uno de los primeros coches diseñados íntegramente por ordenador.