La seguridad en los automóviles es un aspecto clave que, eso sí, ha ido evolucionando de manera paulatina, poco a poco. Primero se priorizó el bienestar de los ocupantes del automóvil y, con el tiempo, se ha sumado el de los usuarios vulnerables que le rodean. Sin embargo, hace décadas que alguna marca ya trabajaba en este campo, como es el caso de Mercedes y su Experimental Safety Vehicle ESF 22.
La saga de vehículos ESF de la marca alemana es larga, puesto que se han desarrollado más de 30. Todo comenzó en 1971, pero el que tiene un lugar destacado es el ejemplar de 1973, puesto que puso especial énfasis en la protección de los peatones.
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Desarrollado sobre la base del Mercedes Clase S 116 que vio la luz un año antes, tenía un paragolpes delantero específico desarrollado para minimizar el impacto en los atropellos. Toda la sección estaba cubierta en un material de alta absorción, a lo que se sumaban otros detalles como la colocación de los faros, más hundidos de lo habitual para que en caso de choque, no golpearan a la víctima.
Además, el ESF 22 recogía el testigo de sus predecesores y contaba con todas las mejoras de seguridad introducida por ellos: sistemas de retención, áreas de impacto suaves en el interior, sistema de frenos antibloqueo ABS o limpiafaros, entre otras.
Como vehículo experimental que era, su objetivo era demostrar hasta dónde se podía llegar en materia de seguridad y, aunque no todas sus innovaciones fueron inmediatamente acogidas por los modelos de producción, la mayoría sí que lo hicieron a lo largo de los años.
Hay que tener en cuenta, además, que la situación en las carreteras allá por 1970 era muy diferente de la actual y es que, en aquella época, con el aumento de coches en circulación y una densidad de tráfico cada vez mayor, empezaron a aumentar las cifras de víctimas mortales en los atropellos, lo que hizo imperativo trabajar en esta área.
En pleno 2023, 50 años después del lanzamiento del Experimental Safety Vehicle ESF 22, la marca de la estrella sigue trabajando en la seguridad, siendo un ejemplo claro el hecho de que en 2019 vio la luz el, por el momento, último integrante de la familia ESF.