Hay nombres que infunden respeto solo con oírlos y Mercedes AMG Black Series es uno de ellos. Porque añadir el apellido ‘AMG’ a cualquier modelo de la marca alemana supone estar ante una de sus versiones más radicales, pero que este esté acompañado de la coletilla Black Series implica que estamos en un nivel superior, uno de los pocos elegidos que han llevado ese nombre.

La estirpe lleva más de una década entre nosotros (se estrenó allá por 2006), pero en todo este tiempo solo un puñado de modelos han sido elegidos para formar parte de la dinastía. ¿sus características en común? Utilizar carrocerías de tres puertas y tener potencial para ser radicalizados hasta límites insospechados. Aquí tenéis a todos los integrantes de la familia.
Vídeo: un Fórmula 1 humilla a un Mercedes SLS AMG Black Series
Mercedes SLK 55 AMG Black Series (2007)
El que comenzó todo, una variante todavía más deportiva del SLK que introdujo todo tipo de mejoras mecánicas. La eliminación del techo retráctil y su reemplazo por un fijo sumado al uso de materiales ligeros permitió rebajar 45 kilos su peso. El CRFP daba forma al kit de carrocería específico y las entradas de aire eran de mayores dimensiones para mejorar la refrigeración y el flujo aerodinámico. La guinda la ponía el conocido motor 5.5 V8, que elevaba su potencia de los 360 CV originales a los 400, acompañados por 520 Nm de par. Asociado a un cambio AMG SPEEDSHIFT de siete velocidades, lanzaba al Mercedes SLK 55 AMG Black Series de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos.
Mercedes CLK63 AMG Black Series (2008)
Solo un año después fue el CLK quien estrenó su versión negra, una variante para calle del modelo que actuaba como Safety Car en la Fórmula 1. Su estética se beneficiaba de paragolpes específicos de fibra de carbono, sus definidos pasos de rueda son inconfundibles y calzaba llantas de aluminio de 19 pulgadas.
Y la imagen solo era un anticipo de las mejoras mecánicas: escape deportivo, diferencial de deslizamiento limitado, suspensión ajustable y un motor 6.3 V8 que fue el primero desarrollado completamente por AMG. Tenía 507 CV de potencia y se combinaba con una caja AMG SPEEDSHIFT de siete marchas para pasar de 0 a 100 en 4,3 segundos y llegar a 300 km/h de velocidad punta limitada electrónicamente.
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Mercedes SL65 AMG Black Series (2009)
Uno de los más radicales (si no el que más) de la familia. Sin preámbulos: motor V12 de seis litros con doble turbo, 670 CV y 1.000 Nm de par máximo. Casi nada. Y la cosa no se queda ahí: transmisión AMG Speedshift Plus de 5 relaciones, discos de freno de 390 mm mordidos por pinzas de seis pistones, neumáticos Dunlop Sport Maxx GT, 250 kilos más ligero que el SL65 AMG ‘normal’… Ingredientes gracias a los cuales conseguía un 0-100 en 3,9 segundos, además de una experiencia de conducción inolvidable.
Mercedes C63 AMG Coupe Black Series (2012)
Su contundente imagen es fácilmente reconocible: pasos de rueda ensanchados, splitter de carbono, alerón del mismo material, techo negro… y unas formas que dejan claro que estamos ante uno de los Mercedes ‘de antes’, previo al cambio que supuso el Clase A para la marca. Contaba con un motor V8 de 6,3 litros que desarrollaba 517 CV y 620 NM de par. La marca siguió confiando en su caja de cambios de siete marchas con varios modos de funcionamiento para que devorase el 0-100 en 4,2 segundos. Su relación con el mundo de la competición era tan estrecha que hasta hizo las funciones de Safety Car en el DTM.
Mercedes SLS AMG Black Series (2014)
El último (por ahora) en llegar a la familia, estaba basado en la versión GT3 de competición del modelo. Al kit de carrocería específico se sumaban el ancho de vías aumentado en ambos ejes, llantas de 10 radios con acabado mate y un alerón de fibra de carbono. Como es habitual en la dinastía, pesaba 70 kilos menos que el modelo de origen y aumentaba su potencia, con un motor 6.3 V8 que pasaba de 571 a 631 CV y llegaba acompañado de 635 Nm de par máximo. Suficiente artillería para hacer el sprint 0-100 en 3,6 segundos y llegar hasta los 315 km/h de velocidad máxima.
