Un Lamborghini Veneno Roadster fuera de serie

Para romper el hielo: nada hay que se desconozca del toro de lidia más prohibitivo. Con una producción limitada de sólo nueve unidades (respecto a las tres del coupé original), el Lamborghini Veneno Roadster se ha ganado un lugar entre los íconos del exceso a un precio de 3,3 millones de euros (o 4,5 millones de dólares estadounidenses). Con lo que vale, sería difícil verlo fuera de su garaje.

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Hasta donde se sabe, la producción total ya fue completamente vendida, y uno de los últimos, si no el chasis #12 en ser entregado a su afortunado dueño, luce totalmente diferente de sus ocho hermanos, y si por cuenta, el Lamborghini Veneno Roadster ya es especial, éste en particular, lo es en demasía.

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Como dato de entrada, el propietario solicitó que la mayor parte de las piezas habituales reciba un acabado en fibra de carbono clara (como la parte inferior del paragolpes delantero, los faldones laterales, difusor trasero y su alerón trasero masivo) para ser pintados de blanco como en las fotos, mientras que el resto de la carrocería recibió un tinte con tendencia al Beige evocando el esquema de pintura propio del Bugatti Veyron (pero al doble de su precio)

Mientras que las otras unidades vienen con interior de alcantara negra combinada con costuras del color de la carrocería, este toro especial tiene una tapicería blanca por encargo; los asientos son completamente de este color con detalles claros en beige, al igual que el área detrás de los asientos, de hecho, esta tonalidad es la dominante de forma casi íntegra en todo el conjunto.

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El toque personal culmina con las ruedas. Saltándose la especificación propia de un acabado en negro brillante con un diseño «Stealth», ya sea en el Veneno Coupé o en el Roadster, este Lamborghini Veneno Roadster blanco en particular tiene sus ruedas cromadas con siete radios sencillos. No se sabe si se descartó el anillo de fibra de carbono que se monta normalmente en estas ruedas, pero pudo haberse pintado de blanco igual a la carrocería, ya que en el transporte se los remueven para evitar daños, por lo que se esperaría a su destino final para conocer el aspecto de sus «zapatos».

Fuente: LamboCars.com

Fotografías: Leonardo Pace

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