El alcohol y la conducción nunca son una buena combinación, pero todavía menos si se combinan con ideas como “robar el coche de tus sueños”. Un hombre borracho intentó robar un Ferrari de un concesionario y nada salió como esperaba, pues acabó dañando varios vehículos y finalmente fue detenido.
Los hechos tuvieron lugar el pasado domingo en la concesión de la marca italiana en Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos.
La policía busca a un conductor que estrelló un Ferrari SF90 Stradale contra cinco vehículos y se dio a la fuga
Aparentemente, un varón de 29 años pasó por delante del concesionario y decidió entrar en él utilizando una roca para romper uno de los cristales exteriores del recinto. Una vez dentro, mirando entre los distintos modelos que exhibía el fabricante, encontró uno que tenía las llaves puestas, así que se montó en él, decidido a llevárselo.
Sin embargo, como llevaba todo el día bebiendo y estaba borracho, la maniobra distó mucho de ser limpia y causó daños en otros cuatro coches, en los cristales de la tienda y las puertas. A pesar de lo aparatoso, consiguió salir al exterior y huir con el coche.
La aventura, eso sí, no duró mucho, puesto que esa misma noche la policía de la ciudad localizó al ladrón mientras intentaba alejarse a pie del Ferrari robado.

No se ha concretado qué modelo era el que se llevó, pero desde la policía apuntan a que está valorado en 600.000 dólares, por lo que es posible que se trate de un Ferrari SF90 Stradale o de su versión descapotable.
Sí se ha apuntado a que los daños provocados estarían valorados en unos 100.000 dólares, aunque la cuantía podría ser mucho mayor dependiendo de que otros Ferrari estuvieran aparcados en el concesionario. Es de esperar que los costes los cubra la aseguradora, aunque está claro que la factura no será barata.
En cuanto al ladrón, ahora se enfrenta a cargos por daños a la propiedad, robo y hurto.
Fuente: Carscoops