El pasado viernes 9 de junio, antes de que diera comienzo la edición centenaria de las 24 Horas de Le Mans, Ferrari compartió en su cuenta de Facebook un nuevo acabado de pintura disponible para el Ferrari SF90 inspirado por el Ferrari 499P que iba a competir en el evento. No se le prestó mucha atención al movimiento, pero después de haber ganado la carrera la cosa cambia.
Y es que la marca del Cavallino Rampante afirmaba en su publicación que la decoración solo iba a estar disponible para un número selecto de clientes, pero no hablaba ni de para cuántos, ni de cuánto sería el precio de lucir dichos colores.
Ferrari 499P: a por la corona del WEC
Ahora, teniendo en cuenta que es un homenaje oficial al que a la postre ha sido un retorno victorioso a una de las competiciones más laureadas del mundo, no cabe duda de que aquellos clientes que optaran por pintar así su SF90 verán recompensado el movimiento, puesto que a largo plazo los ejemplares que luzcan esta combinación de colores van a revalorizarse de manera considerable.

En términos generales se respeta de manera muy fiel la pintura de guerra del 499P, manteniendo el rojo como color principal de la carrocería, que luego está salpicada con acentos amarillos en el capó, las carcasas de los retrovisores, el techo (que es negro), las puertas y la trasera.
Pierde los espónsores como el de Richard Mille, pero para dejar clara la inspiración en la competición, en capó y puertas luce el logo del Campeonato del Mundo de Resistencia (WEC), así como el dorsal número 50, que lucía el coche de Miguel Molina y también el número de años que habían pasado desde la última participación de Ferrari en las 24 Horas de Le Mans.

La decoración sirve para hacer todavía más llamativo un coche que ya tenía difícil pasar desapercibido y cuya mecánica esconde un sistema híbrido enchufable que combina un motor 4.0 V8 biturbo con tres propulsores eléctricos, logrando una potencia conjunta de 1.000 CV y una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos.