En el mundo de las subastas de coches, cuando se trata de modelos muy especiales, lo normal es que la puja ganadora sea mucho más cara de lo que se estimaba de manera previa. Este es uno de los pocos casos en los que no ha sido así, y eso que se trata de uno de los Ferrari 250 GTO más especiales de la historia.
Cada 250 GTO es un objeto de coleccionismo, pero éste, su cabe, todavía más, por varios motivos. Para empezar, es uno de los tres ejemplares que, en lugar de montar un motor de 3,0 litros, como la mayoría de la producción, recibieron un bloque de mayor cilindrada, un 4.0 V12 Columbo.
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Además, de este trío, fue el único que corrió para la propia Ferrari, consiguiendo además algún que otro éxito: logró la victoria en su clase en los 1.000 kilómetros de Nürburgring de 1962, donde además consiguió quedar segundo en la clasificación general, aunque en las 24 Horas de Le Mans del mismo año tuvo que retirarse por problemas de sobre calentamiento.

El palmarés lo tiene, la historia también y tampoco le falta la exclusividad. A eso hay que sumar, además, que su estado de conservación es excepcional. Y, sin embargo, nada de ello ha sido suficiente para que superar la estimación en su subasta.
Según RM Sotheby’s, el Ferrari podía alcanzar los 60 millones de dólares en subasta. Había algunos que apuntaban incluso a que éste podía ser el ejemplar que destronara al coche más caro subastado de la historia, el Mercedes 300 SLR Uhlenhaut Coupe que se vendió por 143 millones en 2022.
Sin embargo, el Ferrari 250 GTO se ha quedado corto y quien se ha hecho con él quizá se lo hay llevado a un muy buen precio: 47 millones de dólares que, con los impuestos incluidos, han llegado a 51,7 millones de dólares, es decir, unos 48 millones de euros al cambio actual.