Una forma original de promocionar la segunda generación del afamado SUV de la casa de Ingolstadt, el Audi Q7 2015, presentado en el pasado Salón de Detroit. La escultura, bastante más grande que el vehículo original, se ha realizado en una pista de esquí austriaca, donde un equipo de escultores equipados con motosierras han empleado cinco días de duro trabajo para recrear esta fiel reproducción helada del Audi Q7.