Uno de los símbolos de Barcelona son sus taxis, debido a su característica combinación de colores negro y amarillo. Si alguna vez te has preguntado a qué se debe esa conjugación cromática, hoy te vamos a resolver esta duda. Los taxis de la Ciudad Condal son así gracias a una marca con nombre bíblico que se fundó a principios del siglo XX, 40 años de que apareciera SEAT. Esa marca fue la David.
Exactamente, en 1913 se fundó la Fábrica Nacional de Cyclecars David por un hombre polifacético. Se llamaba Josep Maria Armangué y era médico, periodista y piloto, además de hombre de negocios. Escogió ese nombre inspirado en el personaje bíblico de David, que derrotó a Goliat. Armangué entendía que su pequeña marca debía enfrentarse a los Goliats de la época, que eran Renault, Peugeot o FIAT.
Nacimiento y auge de la marca David
Como publica La Vanguardia, inicialmente, la fábrica se instaló en Avenida del Tibidabo, aunque pronto se trasladó al corazón del barrio de El Poblenou, en la calle Pallars. Eran tiempos en los que florecía una potente clase media en la capital catalana, pero la mayoría de las marcas todavía se dirigían a un público adinerado. Armangué comprendió que su nicho era esa nueva y emergente clase media que empezaba a reclamar un vehículo urbano, pequeño, ligero, con un consumo bajo y un precio accesible.
Fue así como concibió los autociclos o cyclecars, impulsados por un motor de cuatro cilindros MAG de 1.1 litros. Pero lo mejor era su diseño aerodinámico y cierto carácter deportivo, lo que hizo que gana mucha aceptación entre los conductores de la época. De hecho, llegó a participar en competiciones como la Subida a la Rabassada o el Barcelona-Madrid-Barcelona con éxito. Entre 1913 y 1923, la compañía David produjo más de 1.500 unidades de su autociclo.
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En 1919, la compañía cambió su denominación a David S.A. Viendo el éxito de la marca, Armangué pensó en dar el salto hacia un segmento más adulto y hacer coches más grandes, sin abandonar sus raíces deportivas. Sin embargo, justo en ese momento, un desgraciado accidente de avión se llevó por delante la vida del empresario barcelonés. Entonces la compañía pasó a estar controlado por sus socios, los hermanos Moré, quienes tenían una visión muy diferente a la de Armangué. Fueron ellos quienes vieron una oportunidad de negocio en la fabricación de vehículos destinados al transporte público, es decir, el taxi, un sector en plena expansión en aquella Barcelona de los años 20.
Los hermanos Moré apuestan por el negocio del transporte público: nacen los taxis negros y amarillos

Los hermanos Moré incluyeron dos elementos distintivos en los coches David: el primero, una pequeña figura del David de Miguel Ángel situada sobre el capó, a los Rolls-Royce, algo que estaba de moda en aquella época; el segundo, una combinación de colores negro y amarillo para hacer más visible los automóviles en el tráfico urbano. Además, la compañía imponía una serie de normas a sus conductores, como el uso de uniforme, control de higiene, no pedir propinas…
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Con el tiempo, los taxis de David se hicieron muy populares y la flota aumentó tanto que la compañía tuvo que construir una nueva sede más grande, el Edificio David, situado en el número 240 de la calle Aribau, hoy convertido en un edificio de oficinas. Lamentablemente, la Guerra Civil frenó el avance de la empresa. Durante la posguerra, la escasez de materias primas, el racionamiento de combustible y la falta de poder adquisitivo hizo que muy pocas personas pudieran comprar coches.
Entre 1951 y 1957 comercializó el Torpedo, un microcoche de tres ruedas al estilo del Biscúter, equipado con un motor monocilíndrico de dos tiempos y 345 cc, que desarrollaba 10 CV y podía alcanzar los 68 km/h. Estaba unido a una caja de cambios de seis velocidades y apenas consumía 5 litros/100 km. Tenía una producción casi artesanal y sólo se fabricaron 60 ejemplares. Pero, para entonces, entraría en escena el SEAT 600 y la historia de la automoción española cambiaría radicalmente.
Foto destacada: Wikimedia Commons/Buch-t.









