El invierno es la peor época del año para un vehículo, especialmente, si es el eléctrico, ya que tienen que afrontar desafíos importantes para mantener un rendimiento óptimo, desde la batería a los neumáticos. A continuación, te ofrecemos cinco consejos para no comerte la autonomía en un coche eléctrico.
El frío puede afectar a diferentes componentes de los vehículos, lo cual se puede traducir daños mecánicos. Con el fin de maximizar el rendimiento de tu coche eléctrico en esta época del año, Geotab, compañía especializada en soluciones de transporte conectado, ha recopilado cinco recomendaciones basadas en el análisis de la autonomía de los coches eléctricos conectados a su tecnología para examinar el impacto de su velocidad y temperatura.
5 consejos para no comerte la autonomía en un coche eléctrico: aprovechar las comodidades que vienen con el coche
La temperatura influye en la autonomía de un coche eléctrico, debido, principalmente, a la calefacción y refrigeración auxiliares, que reciben también la energía procedente de la batería. En lugar de calentar el habitáculo, los propietarios de un vehículo eléctrico deberían utilizar los asientos y el volante calefactados para mantener el calor.
Calentar el aire del habitáculo puede consumir entre 3.000 y 5.000 vatios y es mucho menos eficiente que calentar el asiento y el volante, que apenas necesitan unos 75 vatios, y transfiere el calor al cuerpo por conducción. El uso de estas funcionalidades cada vez más comunes puede mantener cómodos a los conductores sin tener que recurrir al calefactor del habitáculo.
Acondicionar el coche previamente para los días de frío extremo
En lugar de encender la calefacción al entrar en el vehículo y esperar a que se quite le vaho de las ventanillas, es mejor calentar el coche mientras está enchufado, antes de entrar en el vehículo.
De esta forma, la autonomía del vehículo no se verá afectada y también se evita un desgaste de la autonomía debido a un uso excesivo de la batería al calentarse mientras se conduce.
Conducir de forma prudente
Igual que ocurre con los coches de combustión, la manera de conducir incide en el consumo de energía. Pegar acelerones y frenazos y conducir a altas velocidades cuesta energía. Anticiparse a la necesidad y evitar las frenadas bruscas permitirá que el sistema de frenado regenerativo funcione, recuperando energía y almacenándola de nuevo en la batería.
Además, puedes reducir la necesidad de frenar a fondo, lo que significa que mantendrás el impulso y utilizarás menos batería para mantenerte a una velocidad adecuada.
Utilizar el modo eco, otro consejo para no comerte la autonomía de tu coche eléctrico
Todos los coches eléctricos tienen un modo eco pensado para reducir el consumo de energía y aumentar el kilometraje reduciendo el suministro de energía al motor y a los elementos de alto consumo, como la calefacción del habitáculo.
En invierno, los modos ecológicos pueden hacer que la conducción sea más segura: al reducir la potencia del motor, el coche acelera más despacio, lo que reduce la posibilidad de que las ruedas patinen en condiciones de hielo.
Comprobar la presión de los neumáticos
Con las bajas temperaturas disminuye la presión de los neumáticos, lo que aumenta la resistencia a la rodadura y reduce la autonomía. Los expertos recomiendan comprobar la presión de las gomas con cierta regularidad, una vez al menos, pero especialmente cuando las temperaturas exteriores cambian considerablemente con las estaciones.
