“¡Conduzco un autobús!”. Quien, al oír esta declaración, no piense forzosamente en la compañía de transporte público, sabrá perfectamente a qué se refiere. Y es que ningún otro vehículo se ha visto tan estrechamente asociado a este segmento como la Bulli de Volkswagen. Quien conduce un bus, conduce una Bulli. Y esto es así desde hace 65 años. Hasta ahora han sido cinco generaciones de las que se han vendido más de 11 millones de ‘autobuses’ las que han salido de la cadena de montaje.

El modelo más exitoso fue la segunda generación (T2). Por ejemplo, durante los 13 años de producción (de 1967 a 1979) en Alemania se fabricaron 2,93 millones de ejemplares. Y no solo fue un vehículo para transportar personas, también hubo versiones, como la autocaravana, exitosa tanto a través de preparaciones de terceros como en su versión de fábrica. Y esto ha sido así hasta hoy.

Ahora, tenemos la oportunidad de juntar una réplica del modelo especial de 1979 ‘Lord von Hannover’, conocida coloquialmente como ‘Pez de plata’ por su tono gris metálico, con una California de la serie actual y compararlas. No muy en serio, claro, hay que tener en cuenta que a los dos vehículos los separan más de 30 años (no te pierdas la comparativa entre el Volkswagen Polo de 2014 y el Volkswagen Polo de 1975).

Con todo, las dos llevan un motor de dos litros, si bien el del ‘Pez de plata’ es un cuatro cilindros bóxer refrigerado por aire con 70 CV –al principio tenía 47- y un par máximo de 141 Nm a 2.800 rpm. La California, por su parte, monta el TFSI de 150 CV con un par máximo de 280 Nm a 1.500 vueltas. Aparte de una eficiencia a años luz, a ambas mecánicas las separa un mundo, como es de suponer. También en confort de marcha y comportamiento dinámico. Aunque hay que reconocer que el ‘Pez de plata’ contiene su carrocería con valentía en las carreteras de montaña.

Aun cuando el modelo clásico viene, en esta versión, bien equipado –según los estándares de la época-, los interiores de ambas son radicalmente distintos. Pero hay que reconocer que se defiende muy bien con sus asientos delanteros giratorios, el banco plegable en la parte trasera y su cocina en la parte izquierda, así como armarios y el techo practicable para rodar a cielo abierto. Y todo con una optimización y distribución del espacio interior que aún hoy no ha sido superada.

Esto pertenece a la esencia del modelo, que se ha mantenido hasta la actual California Coach. Por supuesto, en estas décadas se ha refinado y optimizado mucho, y gracias a los nuevos materiales también es más resistente y confortable. Pero lo que no ha cambiado en este tiempo es la idea principal de que este autobús compacto es perfecto para descubrir todos los rincones del mundo.

Texto: Hans H. Grassmann
Fotos: dpp-AutoReporter

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