Las colaboraciones y sinergias entre fabricantes de automóviles están a la orden del día. La acuciante necesidad de optimizar procesos y también de ahorrar costes, compartiendo gastos, están llevando a matrimonios empresariales de lo más inverosímiles. Sin embargo, como dice un compañero mío, esta práctica tiene 'más años que un bosque'. Y si no, mira estos coches que no son Ford pero que sí equipaban sus motores.
MG-ZT 260 V8
Del modelo MG-ZT, una versión más deportiva del Rover 75 a la que se le dio una estética más deportiva, nació una variante realmente racing, el MG-ZT 260 V8. De la tracción delantera se pasó a una trasera, y de un motor de cuatro cilindros en línea o un V6, a un V8 de la cuarta generación del Ford Mustang, el mismo que el Rover 75 V8.
El bloque rendía lo mismo que en el de su hermano premium, 260 CV y 410 Nm, pero a diferencia de este, podía ir asociado a un cambio manual de cinco relaciones de origen Getrag o a una automática de cuatro velocidades de procedencia Ford. Con esta combinación, aceleraba de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos y alcanzaba una velocidad punta de 250 km/h.
El trabajo fue llevado a cabo por Prodrive junto con la ayuda de los ingenieros de MG, que modificaron las suspensiones y la dirección para darle un tarado más deportivo.