Mercedes Clase R

A mediados de los 2000, Mercedes inventó una nueva clase, la Clase R, un vehículo que adelantaba lo que sería tendencia más adelante: la mezcla entre monovolumen y crossover. El coche coincidió con el surgimiento de los SUV, pero el concepto no terminó de cuajar en el público, precisamente, por parecerse demasiado a un monovolumen.
Pero era un coche con argumentos de sobra para triunfar: era más confortable y espacioso que un Clase S y, todavía hoy, sigue siendo uno de los mejores coches para viajar. En sólo cuatro años, dejó de fabricarse y Mercedes apostó más por los todocaminos. Estuvo disponible con una amplia gama de motores, tanto diésel como de gasolina, incluida una versión 63 AMG, con 510 CV.