Hay preguntas que polarizan en la Fórmula 1. Preguntas comprometidas. ¿La culpa fue de Lewis Hamilton o de Max Verstappen en el GP de Gran Bretaña? ¿Son buena idea las carreras al sprint o un invento innecesario? Pero, a veces, los pilotos tienen que responder a cuestiones que trascienden los límites del automovilismo. Es el caso del 'candente' asunto planteado por un niño en un vídeo en el que Carlos Sainz se posiciona: ¿piña en la pizza? Jamás para el madrileño de Ferrari.
Como se ve en el post de abajo, publicado por la organización, el chaval (británico, por el acento) tiene la oportunidad de formular una pregunta previamente grabada al piloto español y al italiano Antonio Giovinazzi, de Alfa Romeo, que compartieron rueda de prensa. Y, entre todos los temas posibles, elige el siguiente: "¿Creéis que la piña puede tener cabida en una pizza?". Una polémica que provoca reacciones solo igualadas, tal vez, por la inclusión del chorizo en la paella valenciana.
https://twitter.com/F1/status/1415755546674622465?s=19
Enseguida, Carlos Sainz se posiciona: ¿piña... en la pizza? Se define "en shock" y asegura que eso "no es ni siquiera una pregunta". Momento que el transalpino aprovecha para poner algo de calma: "Bueno, es demasiado joven. No, no, desde luego que nada de eso".
Pero, en su turno de intervención, Carlos redobla su tono humorístico, haciendo casi una parodia de esos discursos en los que el político o analista de turno se muestra consternado por la falta de ética en los jóvenes. "El hecho de que un chico de tan corta edad considere siquiera la piña en la pizza es preocupante. No debería estar pensando en piñas y pizzas a esa edad. Debería estar pensando en una buena margherita", bromea.
Como bien apunta el community manager de la Fórmula 1 en el tuit, no se podía esperar otra reacción de un italiano y de alguien que corre para una escudería italiana. No dudamos de la sinceridad del español en su negativa, pero es que, además, lo contrario hubiera sin duda creado un cisma entre él y su empleador y afición. Mejor siempre no agitar estas pulsiones identitarias.