De sobra es conocido el impacto que tiene el mundo de la competición en los automóviles de calle, siendo el laboratorio perfecto para desarrollar la tecnología que luego emplean los modelos de calle. Sin embargo, ahí no para la cosa, y es que Alpine ha anunciado que los conocimientos adquiridos en la Fórmula 1 le ayudan a desarrollar aviones.
La marca francesa lo hace a través de Alpine R&D Lab, una nueva unidad de negocio cuyo objetivo es “poner los conocimientos tecnológicos únicos de la marca al servicio de proyectos innovadores, especialmente en el contexto de la descarbonización del sector del transporte”.
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La primera colaboración en esta rama es con Aqualines, una empresa que crea ‘Naviplanes’, aeronaves que navegan sobre el agua y cuya dinámica y funcionamiento guarda muchas similitudes con los monoplazas de la F1.

Bob Bell, asesor estratégico de BWT Alpine F1 Team, lo explica: “El vehículo Aqualines se mueve muy cerca de la superficie del mar, del mismo modo que los monoplazas de Fórmula 1 operan muy cerca del suelo. Las técnicas de túnel de viento necesarias para realizar correctamente estas pruebas son muy similares a las de esas dos situaciones. En realidad, sólo la tecnología de la Fórmula 1 puede proporcionar este nivel de comprensión y conocimiento para simular correctamente vehículos tan cerca de una superficie. Eso fue fundamental para esta colaboración”.
Eso sí, aunque las técnicas son similares, en cada caso se utilizan con un objetivo distinto: los Fórmula 1 usan el efecto suelo para que el coche tenga un mejor agarre y las aeronaves para crear sustentación, logrando volar sobre el agua con una resistencia mínima al movimiento.

Pavel Tsarapkin, fundador de Aqualines, explica el concepto de los barcos voladores: “Los propulsores delanteros empujan el aire bajo el casco y el propulsor trasero genera el empuje. Una vez alcanzada una velocidad de 90-100 km/h, no se necesita energía para mantener el efecto suelo, lo que lo convierte en un medio de transporte muy económico”.
Se trata de un concepto prometedor, pero que todavía no es una realidad. Se han hecho pruebas a distintas escalas y ahora se está desarrollando un prototipo a tamaño real, cuyos primeros test se llevarán a cabo en 2024.