El periodismo del motor, como otros tantos, tiende a hacer listas con tops de todo tiempo: los coches más caros, los deportivos más rápidos, los modelos más eficientes, los SUV más baratos… La inmensa mayoría de las veces van enfocados a resaltar las mejores características que nos ofrecen distintos automóviles, pero cuesta más encontrar uno que se ensañe con lo malo, que vaya a hacer leña del árbol caído. Cierto es que de vez en cuando sale a la luz una reinterpretación de los más feos (es fácil entrar en temas de estética, aunque sea algo muy subjetivo) pero ¿señalar con el dedo a los peores coches de la historia? Eso es harina de otro costal.
Por suerte para el público y para desgracia de aquellos fabricantes que pergeñaron tales atrocidades sobre ruedas, aquí estamos para traeros algunos de los peores modelos que se han fabricado en la historia de la automoción, y la lista no tiene desperdicio.
Empecemos por el principio, el Ford Model T. Con él empezó todo, supuso la génesis del automóvil como lo conocemos hoy en día, así que, ¿cómo es posible que siquiera lo mencionemos aquí? Porque abrió las puertas a un mundo nuevo, pero también es el responsable de que el planeta esté atestado de vehículos, con atascos constantes y, sobre todo, ultracontaminado.

Apostamos a que muchos desconocéis el Fuller Dymaxion, y sería lo normal. Producido en 1933, en origen fue concebido como un coche volador (ideas locas de la época que ahora están volviendo gracias a los drones) pero una vez vista la inviabilidad del asunto, acabó convertido en un coche de tres ruedas… con forma de zeppelín. Huelga decir que era poco práctico como mínimo y que su maniobrabilidad era prácticamente nula.
Saltamos a Europa al año 1956 para encontrarnos con el Renault Dauphine y es que si tener como mote “el coche de las viudas” no es motivo suficiente para entrar en esta lista, nada lo es. Lo cierto es que tuvo un éxito considerable en ventas, pero era un vehículo muy difícil de controlar: un todo atrás que desequilibraba el reparto de pesos y con una suspensión independiente que le hacía balancearse demasiado. El hecho de que en un principio se iba a haber llamado Corvette no hace sino echar más leña al fuego.
Los 10 coches más rápidos del mundo
Todos sabemos que no hay que dejarse llevar por las apariencias, pero en muchas ocasiones suponen una barrera de entrada demasiado grande. Que se lo digan al Ford Edsel (1958), cuyo peculiar frontal el valió el apodo de cara de vagina. Pero solo es el primero de una larga lista de problemas: no tenía mucha potencia, consumía combustible como un loco, las averías mecánicas se daban por doquier, las puertas no cerraban bien, la pintura tendía cuartearse, la batería se descargaba… una auténtica joyita.

Si los coches voladores siempre han rondado la mente de los fabricantes, los coches anfibios siempre han andado a la par. Uno de los que más éxito consiguió fue el Amphicar, un modelo que se desenvolvía con relativa soltura tanto en tierra como en el mar (solo iba a 11 km/h), pero que tenía un fallo capital: su flotabilidad. Y es que para no hundirse en el agua dependía exclusivamente de que la bomba de achique fuera capaz de mantener el ritmo de entrada de agua para desalojarla.
Quien más y quien menos ha oído hablar del Peel P-50, el coche más pequeño del mundo. Pero seguramente menos conozcan su evolución, el Peel Trident. Deberían haber pensado que esa cúpula al más puro estilo de la nave de los Supersónicos crearía un efecto invernadero que hacía prácticamente imposible aguantar dentro del habitáculo en un día soleado y caluroso.
Ya puedes reservar tu nuevo DeLorean DMC-12
Éste seguro que escuece a más de uno, pero ahí va: el DeLorean DMC-12. Dejemos a un lado todo el factor nostálgico añadido por Regreso al Futuro y seamos serios: era demasiado caro para lo que ofrecía, pesaba más de lo que debía y su motor aquejaba falta de potencia para el deportivo que debía ser. Y eso por no entrar en todo el drama que tuvo lugar en la empresa tras su producción.
El GM EV1 fue víctima de un pensamiento que por suerte hoy se ha corregido: que los vehículos eléctricos tenían que ser raros en su diseño. Sus intenciones eran loables, terminar con los combustibles fósiles, pero por desgracia para General Motors, en 1997 la tecnología aplicada a los coches eléctricos todavía no estaba suficiente madura para dar lugar a un vehículo de producción viable.
El Fiat Multipla (el original) es uno de los modelos perennes en este tipo de listas. Es el claro ejemplo de cómo una estética poco acertada puede echar por tierra un concepto bastante acertado. Su propuesta de minivan con seis plazas era correcta, y hablamos de un interior realmente amplio gracias a sus laterales prácticamente verticales, pero es difícil que se llegue a echar un ojo al habitáculo cuando el exterior es tan condenadamente peculiar. Esos faros sobre el capó, anclados en los pilares A, provocaron más de una pesadilla en su día.

El Pontiac Aztek sigue los mismos derroteros y es que, por mucho que ahora se haya convertido en un vehículo de culto por el éxito de Braking Bad, ha sido denostado durante años. Y es comprensible, puesto que es un coche difícil de mirar desde cualquier ángulo. Lo mejor (o lo peor) es que en realidad era un vehículo bastante solvente.
No os preocupéis, dentro de poco ampliaremos la lista con otros tantos “privilegiados” más modelos que entran sin problemas en los peores coches de la historia.