Seis son los intentos y los resultados no paran de sorprender. Aunque estos dos superdeportivos son diferentes en su configuración, la disparidad de prestaciones y la habilidad de sus conductores inclinan la balanza hacia uno u otro lado. Aún no hagas tus apuestas porque no es tan sencillo como cabría esperar. Antes de nada, aquí te dejamos sus datos técnicos para que puedas decidir mejor.
En una esquina del cuadrilátero tenemos al Bugatti Veyron Super Sport. Este mastodonte de 1.838 kilogramos de peso total cuenta con un propulsor W16 de 8,0 litros sobrealimentado por cuatro turbos que escupe 1.200 CV de potencia bruta, así como un par motor máximo de 1.500 Nm. Está asociado a una transmisión automática de siete velocidades que envía la potencia a las cuatro ruedas.
Frente al Veyron (o más bien a su lado) tenemos una de las tres puntas del tridente de superdeportivos híbridos, el Porsche 918 Spyder. Con 1.749 kilogramos, el alemán incluye un sistema híbrido compuesto por un motor atmosférico V8 de 4,6 litros y 608 CV, así como dos propulsores eléctricos de 129 CV y 156 CV, respectivamente, que en conjunto proporcionan al 918 Spyder una potencia total de 886 CV directos a las cuatro ruedas.