Pocos coches representan tanto para un país, en este caso la República Democrática Alemana, como supuso el mítico Trabant. El coche del pueblo de la RDA era ligero, asequible, poco fiable y lento. En un principio su motor de 500 cc –encima de él se encontraba el depósito de combustible- rendía 17 CV. Eso era en el Trabant P50, porque luego llegó el definitivo, el P60, con un propulsor de 600 cc primero de 23 CV y después de 26 CV capaz de alcanzar los 108 km/h.
Este 'Personenkraftwagen' con carrocería en su mayoría de plástico reforzado ha servido de base para llevar a cabo la locura de un propietario. Según recoge Autoforum, un polaco adquirió este Trabant que te mostramos aquí con la intención de restaurarlo. Primero decidió acoplar el motor 1.1 de un Volkswagen Polo, que posteriormente fue sustituido por un 2.0 16V de un Golf GTI. Parece ser que se le quedaba corto y aprovechando un Audi TT con el que tuvo un accidente, montó el bloque del coupé alemán y el sistema de tracción total, ya que ninguno de los dos elementos habían sufrido daños en el siniestro.
El resultado es este Trabant 1.8T quattro de 270 CV con la caja de cambios manual del TT, al igual que su conjunto de frenos –discos de 312 mm delante y de 256 mm detrás-, con las vías ensanchadas, bacquets y jaula de seguridad capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 4,5 y de alcanzar los 200 km/h en 15,5 segundos.
Un auténtico ‘Sleeper’ nacido antes de la caída del Muro de Berlín.