Las versiones especiales de coches muy potentes siempre llaman mucho la atención. Y más si hablamos de un mito de los rallyes como es el Subaru Impreza. El WRX STI es el único modelo superviviente de su especie, pero hubo un tiempo en que estos coches fueron mucho más populares. Hablamos de cuando salió el Subaru Impreza 22B STI, una variante que replicaba a la perfección el coche que corría en el mundial de rally de la época.

El diseño del Subaru 22B STI es una joya

El Subaru Impreza 22B STI luce espectacular y cuenta con multitud de detalles que le hacen parecer un coche muy potente. Empezando por su frontal, instala un logo rojo en su pequeña parrilla central, en vez de clásico azul 74F de la firma nipona. Además, los faros antiniebla son redondos y muy grandes, y en su capó dispone de dos pequeñas salidas de aire laterales y de una toma de aire enorme en el centro.

Subaru Impreza 22B STI volanteSi seguimos por el lateral, lo primero que nos llama la atención son unas llantas de aleación de 17 pulgadas firmadas por BBS y terminadas en un color dorado que combina de maravilla con el azul de su carrocería. La verdad es que su perfil es lo menos llamativo de todo, si no fuera por las llantas y por unas taloneras en la zona inferior que tampoco destacan sobremanera.

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La zaga es otra cosa: instala un alerón fijo de unas dimensiones más que generosas, tanto que llega a tapar la visión del conductor hacia atrás. En su base dispone de la tercera luz de freno, la central. También se deja ver la insignia de esta versión especial, el Subaru Impreza 22B STI. Y en la parte baja, a la izquierda, hay una salida de escape cromada incrustada en el paragolpes, dado que en esa época los difusores todavía no gozaban de la popularidad que tienen hoy en día.

En el interior, deportividad y sencillez

El habitáculo del Subaru Impreza 22B STI no es tan radical como su exterior, pero sí que incluye detalles que dejan entrever su deportividad. Por ejemplo, el azul de su carrocería también se deja ver en la tapicería de los asientos y en los paneles interiores de las puertas. Unos asientos que son de tipo baquets. Además, hay costuras rojas en el volante y en el pomo del cambio de marchas; y los relojes de la instrumentación tienen el fondo blanco.

Subaru Impreza 22B STI trasera

Así es el motor del Subaru Impreza 22B STI

Como cabría esperar, el motor del Subaru Impreza 22B STI va acorde a su agresiva estética. Debajo del capó esconde un propulsor bóxer atmosférico de gasolina de 2,2 litros que entrega una potencia de 280 CV. Entre sus mayores particularidades se encontraban unos pistones forjados. Así que como es lógico se trataba de un coche muy rápido, pero no solo su propulsor influía en eso, sino que era el resultado de todo un conjunto de características la mar de atractivas.

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Su caja de cambios manual de cinco velocidades tenía unas relaciones cortísimas y enviaban toda la fuerza a las cuatro ruedas, algo difícil de ver en una berlina de los tiempos actuales. Además la suspensión estaba fabricada por Eibach y Bilstein, y los discos de freno eran ventilados, de algo más de 11 pulgadas -los delanteros algo más grandes- y con pinzas de cuatro y de dos pistones en el eje anterior y en el posterior, respectivamente. Eran rojas, por cierto, algo que hacía destacar mucho más sus llantas de aleación doradas. Con todo, su aceleración de 0 a 100 km/h era de 4,5 segundos.

Un coche de lo más exclusivo

Un coche así también tiene siempre un componente de exclusividad, pero en el caso del Subaru Impreza 22B STI esta percepción cobraba aún más protagonismo. Tan solo se construyeron 424 unidades de esta versión, y lo más curioso de todo es que el 100% de los pedidos a la firma nipona se formalizaron en una media hora.

Subaru Impreza 22B STI frontal

Esto le convierte en un vehículo tremendamente deseado en las subastas, algo que siempre significa desembolsar más dinero por él. De hecho, con la burbuja actual que hay entorno a los coches clásicos, el precio de un Subaru Impreza 22B STI puede alcanzar los 100.000 euros sin despeinarse. Siempre que se encuentre en perfecto estado, claro; algo lógico si tenemos en cuenta que el comprador tipo de estos coches sabe lo que tiene entre manos.

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