Normalmente cuando hablamos de recuperar coches abandonados, éstos suelen estar en graneros o garajes dejados de la mano de dios. Sin embargo, hay ocasiones en las que su tumba es algo más exótica: submarina. Es el caso de este Nissan 300ZX que llevaba décadas hundido en un lago.
No queda claro qué es lo que ocurrió para que el Nissan acabara así, puesto que según apuntan desde Wrecked and Recovered, canal de Youtube especializado en la recuperación de coches en condiciones, digamos, no óptimas, el deportivo no parecía tener daños antes de acabar bajo el agua.
Como cabría esperar tras décadas de olvido siendo pasto del óxido, su estado era deplorable, con numerosos elementos perdidos, como el capó o el parabrisas, que con el paso del tipo podrían haber sido arrancados o que cualquier cosa les hubiera pasado. Las ruedas estaban destrozadas y en términos generales, se podría considerar que era meramente chatarra.
Sin embargo, aunque su estado era malo, al sacarlo del agua fue incluso peor. Lo remolcaron por una orilla especialmente pedregosa, lo que no resultó ser muy buena opción.
Y es que mientras tiraban del él, a pesar de llevar a cabo la operación con mucho cuidado, la estructura del vehículo, oxidada y corroída, no aguantó más y se partió. Toda la parte delantera, incluyendo el paragolpes y seguramente el chasis, se arrancó del vehículo, dejándolo en una situación incluso peor de la que empezó.
A pesar del estado en el que estaba, bajo el barro y el óxido se puede ver que la carrocería era de color azul, aunque curiosamente se aprecia como no era el tono original del deportivo, porque por debajo se puede ver que cuando salió de fábrica era rojo.