El Celica es uno de los nombres más míticos de la firma nipona. Un modelo muy apreciado en nuestro país en gran medida por los éxitos que cosechó Carlos Sainz con el Celica en el Mundial de Rallyes. Pero el protagonista de esta prueba, el Toyota Celica 2.0 XT RA61 (1983), es anterior a todo eso. De hecho, esta generación ni si quiera se comercializó oficialmente en nuestro país, salvo en las afortunadas Islas Canarias.

Es, por lo tanto, un automóvil  muy difícil de ver en nuestras carreteras, aunque eso no significa que no haya unidades circulando. Un coche raro que cumple con muy buena nota en numerosos apartados que todo clásico razonable debe tener: es fiable, barato y tiene unas características técnicas de lo más atractivas.

PRUEBA: Toyota Celica GT-Four Carlos Sainz Edition

Porque a diferencia de los Celica que sí vendieron oficialmente en España, con motores delanteros transversales y tracción delantera o a las cuatro ruedas, este es de propulsión. Sí, un Toyota Celica de tracción trasera con la mecánica colocada en posición delantera-longitudinal y mandando la potencia exclusivamente a las ruedas posteriores. Lo malo, que también hay que decirlo, es que no es fácil dar con uno y menos en un estado adecuado.

Un modelo ideal para iniciarse en el mundo de los clásicos

Toyota Celica 2.0 XT RA61 delantera

Esta generación, la tercera de las siete de la saga, fue la que se usó para competir en el famoso Grupo B. Y aunque aquel imponente Toyota Celica GT-TS TwinCam Turbo no logro grandes resultados absolutos, sí triunfó en África, donde se impuso con un dominio absoluto obteniendo victorias en las ediciones de 1984, 1985 y 1986 del durísimo Rallye Safari. Una demostración más de la fiabilidad de la que hablo.

El Toyota Celica A60, que es como se denomina internamente y de forma general esta generación, tuvo numerosas variantes. A modo de resumen, decirte que se ofreció con carrocería coupé de dos puertas o de tres (llamada ‘Liftback’, como el clásico de la prueba); con motores de gasolina de cuatro cilindros de entre 1.600 y 2.400 centímetros cúbicos con carburación, inyección electrónica e incluso turboalimentados; con cajas de cambios manuales de cinco relaciones o automáticas de cuatro velocidades; con suspensión trasera independiente o con un eje rígido; con diferencial abierto o autoblocante; o casi una decena de acabados diferentes…

Toyota Celica 2.0 XT RA61 zaga

La lista de versiones es extremadamente larga y más si añadimos a la ecuación al Toyota Celica Supra A60, la segunda generación del también legendario Toyota Supra, que estaba basado en este Celica y montaba un bloque de seis cilindros en línea.

Pero lo importante es que sepas que sea el que sea, es un modelo que destaca por una fiabilidad a prueba de bombas siempre y cuando haya estado bien mantenido… y no tenga óxidos. Porque como casi todos los modelos japoneses de la época, el óxido puede llegar a ser un verdadero problema en estos coches.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 faro

El de la prueba es un Toyota Celica 2.0 XT RA61 con carrocería Liftback, unos peculiares faros escamoteables que apuntan al cielo (como en un Porsche 928) cuando no están usándose y un motor 2.0 de cuatro cilindros en línea, atmosférico y de carburación. Se trata del bloque 21R-C, una de las también innumerables evoluciones de la gama de motores R de Toyota que se pueden encontrar en modelos tan dispares como el Celica… o el Hilux.

Una mecánica muy sencilla, con dos válvulas por cilindro y un único árbol de levas, en la que lo más complejo es el sistema de inyección de aire que incorpora (la “C” de su denominación hace referencia a esto). Un dispositivo que reintroduce parte de los gases de escape en las cámaras de combustión para reducir así las emisiones y que deja la potencia máxima en 105 CV.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 motor

Es un motor que no se siente cómodo en la parte alta del cuentavueltas, pero que genera bastante par prácticamente desde el ralentí. En concreto, produce algo más 150 Nm que oficialmente se alcanzaban a 3.800 vueltas, pero al volante da la sensación de que están ahí desde mucho antes.

La potencia se transmite a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual de cinco relaciones y de un diferencial abierto convencional. Como ves, no hay nada extraordinario en todo lo que te he contado hasta ahora, pero precisamente ahí radica su encanto.

La magia de la sencillez

Toyota Celica 2.0 XT RA61 interior

Porque es realmente revelador subirse a bordo de un aparato como este en una época en la que los coches se han convertido en escaparates tecnológicos con todo tipo de sistemas de asistencia y entretenimiento. Porque no hay absolutamente nada que te pueda distraer de la conducción. Es más, consigue envolverte e involucrarte en ella de tal manera que no echaras en falta nada de un automóvil moderno.

No tiene cierre centralizado, elevalunas eléctricos, aire acondicionado, dirección asistida… porque aunque sí había variantes del Celica que montaban todos estos elementos (y muchos otros), la unidad de la prueba está ‘pelada’. Pero lo poco que tiene funciona a la perfección, desde los peculiares faros escamoteables hasta la radio.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 curva

Lo que si tiene y que no encontrarás en coches actuales, son sensaciones. Porque gracias a esa dirección sin asistencia, notarás cada imperfección del asfalto y percibirás con facilidad cómo se aligera cuando empiezas a alcanzar el límite de agarre de las ruedas delanteras. Del mismo modo que notarás en tu mano derecha una sensación de conexión mecánica cada vez que cambies de relación.

Y lo mismo es extensible al acelerador (cuyas órdenes se transmiten a través de varillas metálicas), a los frenos o incluso al embrague. Gracias a todo esto, te involucra en la conducción de tal manera que cuando te subas a un modelo más actual, por muy deportivo que sea, pensarás que no transmite absolutamente nada más allá de las fuerzas G generadas por la potencia o capacidad de agarre.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 frontal

La suspensión delantera tiene un esquema McPherson y comparte componentes tanto con el Toyota Carina contemporáneo como con el famoso Toyota Corolla AE86. En el tren trasero, esta unidad recurre a una suspensión independiente que también equipaba el Celica Supra en lugar del eje rígido que llevaba inicialmente esta generación. No tiene un diseño complicado (brazos tirados), más bien al revés, como todo en este coche, pero su funcionamiento es adecuado.

Con un tarado de suspensión tirando a blando y con barra estabilizadora solo delante, la carrocería inclina mucho en apoyos a pesar de que no es un coche especialmente pesado (unos 1.100 kg). Pero como hay mucho recorrido tanto en compresión como en extensión, mantiene muy bien la compostura. Es un coche con un comportamiento bastante neutro: aparece antes el subviraje que el sobreviraje y eso aumenta la confianza del conductor.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 McLaren 720S

Si bien, basta jugar con los pesos y con el acelerador para que la zaga se insinúe a bajas velocidades. Eso en seco, porque cuando el suelo está húmedo es realmente fácil hacer que la trasera se descoloque y mantener la derrapada incluso aunque carezca del deseable diferencial de deslizamiento limitado.

Un coche antiguo pero más que capaz para el día a día

No es un coche incómodo de llevar, más bien al revés. Porque una vez que ya vas a cierta velocidad, su comportamiento dinámico no dista mucho del que ofrecen coches mucho más modernos. Es muy cómodo, mantiene sin problema velocidades de crucero elevadas en vías rápidas y tiene una excelente visibilidad en todas las direcciones gracias a la amplia superficie acristalada y sus finos pilares.

Toyota Celica 2.0 XT RA61 asientos

Vas sentado muy cerca del suelo, pero no es difícil entrar y salir del habitáculo gracias a sus grandes puertas. Los asientos, aunque sencillos, permiten encontrar una posición de conducción agradable debido a sus amplias regulaciones -que incluyen el apoyo lumbar- y al volante ajustable en altura. Y puede llevar hasta cinco ocupantes, aunque cuatro irán mucho más holgados.

El maletero es más generoso de lo que podrías pensar. Además, como tiene un gran portón, podrás meter objetos muy voluminosos sin dificultades aprovechándote también de la posibilidad de abatir el respaldo de la banqueta trasera en una proporción de 50:50. Todo esto no le impide montar una rueda de repuesto de tamaño completo debajo del piso, a diferencia de coches más actuales, en los que este elemento ha desaparecido para aumentar el espacio (y para reducir el peso, las emisiones y mejorar los márgenes de beneficio).

Toyota Celica 2.0 XT RA61 maletero

Pero sin lugar a duda una de las características más destacables del Toyota Celica 2.0 XT RA61 de la prueba es su fiabilidad. Esta unidad no ha dado ni un solo problema en los más de siete años que ha estado en manos de su actual propietario. La única vez que no arrancó fue por falta de carga de la batería, pero no porque se descargara por consumos parásitos, sino por la edad y porque el coche llevaba tiempo parado en una época de mucho frío. Pero la solución fue sencilla: se instaló una batería nueva y literalmente arrancó a la primera.

El dragón de Toyota

Toyota Celica 2.0 XT RA61 logo dragon

Aunque ahora estemos más que acostumbrados al actual logotipo de Toyota, este no empezó a emplearse hasta la entrada de la década de 1990. En este Celica no encontrarás más que dos únicas referencia a la marca en la carrocería -sin contar con los embellecedores de las llantas- y ninguna en el habitáculo. Pero sí veras multitud de logos con un dibujo que para muchos recuerda a un cisne.

Pero no lo es, en realidad es un dragón, un emblema que Toyota creó específicamente para el Celica y que también lucieron los Celica Supra. Es uno de los muchos símbolos asociados a modelos específicos que ha usado la marca a lo largo de su ya larga historia, entre los que también destacaría el águila que de los MR2 o el fénix del imponente Century, aunque en esos años prácticamente cada coche de la firma llevaban su propio escudo.

Conclusión de la prueba del Toyota Celica 2.0 XT RA61

Toyota Celica 2.0 XT RA61 lateral

Este vehículo demuestra que se puede disfrutar mucho conduciendo y conviviendo con un clásico modesto. Un coche en el que no tendrás que gastar una fortuna y que en términos absolutos no te dará muchos quebraderos de cabeza. Siempre y cuando no dañes componentes de la carrocería, pues la mayoría están ya descatalogados y por ende, son muy difíciles de encontrar. Pero esto es algo que también sucede con modelos europeos contemporáneos.

Ficha técnica Toyota Celica 2.0 XT RA61 (1983)
Motor Cilindrada 1.972 cc
Cilindros
Disposición
Delantero de fundición de hierro
con 4 cilindros en línea
Dos válvulas por cilindro
Potencia máxima 105 CV a 5.800 rpm
Par máximo 157 Nm a 3.800 rpm
Alimentación Tipo Carburación
Transmisión Caja de Cambios Manual de 5 velocidades
Tracción Trasera
Diferencial abierto
Suspensión Delantera Independiente McPherson
Amortiguadores telescópicos
Muelles helicoidales
Trasera Independiente con brazos tirados
Amortiguadores telescópicos
Muelles helicoidales
Frenos Delanteros Discos ventilados, 228 mm
Traseros Tambores
Dimensiones Longitud 4.450 mm
Anchura 1.665 mm
Altura 1.310 mm
Distancia entre ejes 2.500 mm
Depósito Capacidad 60 litros
Peso Peso 1.115 kg
Prestaciones Velocidad máxima 185 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 10,5 segundos
Consumo Medio 8,6 l/100km
Ciudad 11 l/100km
Carretera 7,4 l/100km
Producción Unidades N.d.
Precio Precio en la época N.d.

Imágenes: Jaime Sainz de la Maza para Periodismo del Motor (Instagram).

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