CONTACTO: Subaru XV

Prueba Subaru XV

Tengo ante mis ojos el único SUV compacto con motor bóxer y diferencial central de acoplamiento viscoso. Desde fuera, y antes de ponerme a realizar la prueba del Subaru XV, me fijo en sus formas musculosas y en el diseño totalmente campero del vehículo; imagen, por cierto, bastante atractiva, creada gracias a las protecciones de plástico de sus parachoques y aletas, y a su altura libre al suelo, que es de 22 cm.

Lo malo del nuevo miembro en la familia japonesa es que tiene el enemigo en casa: el Forester, que es más barato, más largo (tiene 11 cm más) y le separa mayor distancia del firme. Además, lo que veo en el interior es más de lo mismo: plásticos duros –excepto en la parte superior del salpicadero- y un diseño poco arriesgado. Tiene dos pantallas: la del ordenador de viaje y la del navegador. La primera ofrece una información bastante completa; la segunda tiene un comportamiento bastante malo, igual que las indicaciones que ofrece al conductor. Me parece, y creo que no me equivoco, que Subaru ha puesto mayor empeño en el aspecto exterior, baza que tiene para tumbar a su hermano mayor.

El habitáculo ofrece bastante espacio para sus ocupantes. Las plazas delanteras son amplias y cómodas, y las traseras reciben a dos pasajeros con los ‘brazos abiertos’ –parte de culpa la tiene la distancia entre ejes, que es mayor que la del Forester-. Lo que es algo molesto es el túnel central, que es muy voluminoso –como todo coche de tracción integral-. Lo que no es tan grande es el maletero, que tiene una capacidad de 380 litros. Si se abaten los asientos a través de un simple mecanismo, el volumen de carga asciende a 1.270 litros. Como te he dicho, no es para tirar cohetes. Por si esto no fuese suficiente, los pasos de rueda hacen que el maletero no tenga una forma completamente rectangular.

Una vez puesto en faena, compruebo que el Subaru XV tiene buenas aptitudes dinámicas. Su motor es suave y recupera bastante bien, aunque se echa en falta algo más de fuerza a bajas vueltas –hemos tenido la oportunidad de probar el 2.0D de 147 CV-. No es muy ruidoso, pero sí que se siente en el interior, igual que el ruido aerodinámico. La dirección es suficientemente rápida pero no muy precisa, y su chasis tiene ciertos balanceos (lógico por la sangre off-road que corre por sus venas). A pesar de ello, tiene un comportamiento dinámico muy bueno, de los mejores del segmento.

Lo que destaca del conjunto es su sistema ‘Symmetrical All Wheel Drive’. Toda la fuerza a través del propulsor va a las cuatro ruedas a través de un diferencial central de acoplamiento viscoso. Se atreve con pistas duras y puede sacarte de algún apuro que otro. Eso sí, no busques el botón del control de descensos, porque no lo tiene.

El Subaru XV 2.0D cuesta 31.000 euros, precio bastante elevado si lo comparamos con los modelos con los que se batirá el cobre, pero exacto si tenemos en cuenta su amplio equipamiento de serie. Existen versiones más baratas; lo que no encontrarás en el catálogo son XV 4×2; lástima porque su precio caería hasta hacerlo realmente atractivo.

Con el contacto/prueba del Subaru XV me he dado cuenta de las intenciones que la firma japonesa ha tenido al crear este SUV compacto:

– Poner en el mercado un vehículo con una imagen diferente, rompiendo con los cánones del segmento.
– Desarrollar un producto con un comportamiento dinámico muy bueno que pueda afrontar obstáculos en tierra gracias a su efectivo sistema 4×4.

Texto: Hugo Valverde

 

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