PRUEBA: Skoda Superb 2016 2.0 TDI 150 Laurin & Klement

Si no sabes nada de automóviles puede que creas que Skoda es un fabricante de coches baratos y de baja calidad. Palabra de cuñado. Si sabes algo del tema, lo más probable es que sepas que el constructor checo realiza los productos con mejor relación calidad/precio de Europa. Sea cual sea tu caso, el protagonista de nuestra prueba destrozará cualquier idea preconcebida que tuvieras sobre la firma de Europa del Este, y es que el nuevo Superb Laurin & Klement es todo un imán de miradas curiosas que se tornan incrédulas al mencionar la marca que lo produce y su precio.

El Skoda Superb 2016 como el de esta prueba sorprende en todas sus facetas, comenzando por su imponente estética exterior. Su conjunto de líneas agresivas sin caer en la estridencia sirven para dotar a la berlina checa de un aspecto deportivo sin resultar disonante con lo que el público puede esperar de un vehículo de representación. Gracias a ello, las generosas cotas que tiene su carrocería de cinco puertas no dan la sensación de encontrarnos frente a un tanque, y durante la semana que hemos disfrutado de nuestra unidad de pruebas hemos comprobado que el Superb era llamativo para todo tipo de usuarios.

Al acceder a su interior llegamos al que, sin duda, es el punto fuerte del Skoda Superb: el espacio. Con capacidad para albergar a cinco pasajeros adultos sin problemas —sobre todo en las plazas traseras, donde el hueco para las piernas es sobresaliente gracias a la gran batalla que tiene el coche— y un maletero impresionante y con una buena accesibilidad gracias al portón —automático y accionable acercando el pie a una célula situada en el paragolpes trasero—, viajar a bordo del Superb es una muy grata experiencia. A la comodidad brindada por unos generosos asientos con un agradable mullido se suman un trabajo de insonorización impecable y una calidad de ajuste de materiales muy conseguida, que permiten al más grande de Skoda pelear de tú a tú con berlinas premium de precios holgadamente superiores. Prepárate para dejar de escuchar el temido “¿falta mucho?” En tus escapadas con el Superb. Nadie querrá llegar a destino viajando en él.

A su comodidad y espacio interiores se une, además, un completo sistema multimedia que en la versión Laurin & Klement equipa una pantalla táctil de ocho pulgadas —a través de la que podrás consultar todo tipo de información relativa al vehículo, configurar la luz ambiental, etc.— y sistema de sonido Canton. ¿Te parece poco? No te preocupes, pues la lista de extras que puede equipar en el Skoda Superb es tan variada como permita tu imaginación… y tu cuenta corriente. La unidad que ves en las imágenes de nuestra prueba alcanza un precio final de 44.425 euros —sin descuentos—, que suponen un sobrecoste de más de 7.000 euros con respecto al precio de tarifa del Superb L&K, pero incluye todo tipo de extras relacionados con la seguridad, la tecnología y el confort a bordo. Y televisión. Sí. Televisión. “¿Falta mucho? Todavía no ha terminado el capítulo de House of Cards que estaba viendo…”.

Tras haber pasado más tiempo del habitual enredando y descubriendo cada rincón del interior del vehículo, toca poner a prueba el nuevo Skoda Superb con motor 2.0 TDI 150 CV. Pongo en marcha el propulsor que da vida al conjunto para marcharnos de las oficinas de la firma en Madrid —y escapar así de la curiosa mirada del empleado de seguridad que me ha estado viendo toquetear todo como si fuera un niño con un juguete nuevo—. Con 150 CV y un par motor de 340 Nm, el bloque diésel que mueve a nuestra berlina es más que suficiente para un uso normal, aportando una suavidad de marcha y baja rumorosidad que conjugan a la perfección con la solidez del vehículo. Además, la respuesta puede modificarse a través de los distintos modos de conducción —Eco, Confort, Normal, Sport e Individual—, permitiendo así adaptar el comportamiento del Superb a cada situación.

Salgo del aparcamiento subterráneo de Skoda y me incorporo —en plena hora punta— al tráfico de Madrid, llevándome una muy agradable sorpresa: el Superb se mueve muy bien en ciudad. Y digo muy bien teniendo en cuenta los casi cinco metros de longitud de su carrocería, que nada merman la capacidad del checo para fluir entre el tráfico de la ciudad sin ninguna clase de problema gracias a una buena visibilidad y maniobrabilidad.

Aún maravillado por la agilidad del Superb en la urbe, decido tomar la autovía que me llevará al escenario elegido para tomar las fotografías que ilustrarán la prueba, donde podré confirmar que la berlina de Skoda está diseñada y construida para aportar una comodidad y seguridad a bordo hasta hace poco sólo al alcance de vehículos de mayor envergadura… y precio.

Antes de que pueda darme cuenta ha pasado una semana, y es hora de devolver el Superb a sus legítimos dueños. Con un consumo medio de 5,7 litros —alejado del oficial homologado por el fabricante pero más que correcto dado el tipo de coche del que se trata—, muchos kilómetros devorados y habiendo convencido a propios y a extraños de que Skoda ya no es la marca que pensaban, la sensación que me ha dejado el nuevo estandarte de la firma del grupo VAG es tan buena que sólo he podido encontrarle una pega: convencer a mi mujer de que nuestro coche tampoco está tan mal…

Fotos: Álex Aguilar