Es la primera vez que ponemos a prueba uno de los coches de la firma británica en Periodismo del Motor y para empezar con buen pie, nos decantamos por la carrocería más especial de todas, en este caso ligada a un potente propulsor diésel: el MINI Cooper SD Coupé. Un capricho en toda regla, con una estética de lo más llamativa y que ofrece sensaciones deportivas a todo aquel que se siente tras el volante o de copiloto. Eso sí, también cumple una faceta más práctica –sí, práctica, no has leído mal- gracias a su maletero de 280 litros y a la amplia boca de carga.
Presentado por primera vez en forma de prototipo en el Salón de Frankfurt de 2009, el MINI Cooper SD Coupé que hoy ocupa nuestra prueba es un coche diseñado para llamar la atención. El característico frontal de los modelos más pequeños de MINI se adapta con gusto al nuevo perfil de la carrocería, que por primera vez en la Historia moderna de la marca cuenta con tres volúmenes y un alerón retráctil que se despliega en función de la velocidad.
La vista delantera está muy lograda, pues el MINI Coupé luce un parabrisas más inclinado -13 grados más que en el modelo normal- y un techo mucho más bajito -2,9 centímetros menos-, lo que ayuda a transmitir sensación de velocidad incluso cuando el coche está parado. Eso sí, el resto de medidas exteriores prácticamente calcan las cotas de su hermano de cuatro plazas: con una longitud de 3,73 metros y una anchura de 1,68 m. Pero sin lugar a dudas, lo que hace realmente único a este coche es la línea lateral de su carrocería y la zaga.
Los creadores del MINI Cooper SD Coupé se inspiraron, literalmente, en el diseño de un casco para dibujar las formas del techo. Y la verdad es que tiene un cierto parecido, aunque haya que fijarse mucho para verlo. En la zona trasera del techo, incorpora un deflector de viento que empuja el aire hacia abajo –junto con el alerón, llega a aportar 40 kilogramos de carga aerodinámica al eje trasero-. Como solo tiene que dar cabida a dos pasajeros en su interior, la caída del pilar C se adelanta con respecto al modelo convencional, remarcando la línea de cintura y su carácter atlético. Esto hace que tras la luneta quede una zona ‘plana’ horizontal, de reducidas dimensiones, en la que han colocado un alerón que sale automáticamente o a petición del conductor.
Una vez analizado el exterior, nos introducimos en el habitáculo del MINI Coupé de la prueba. Las características estéticas del exterior repercuten, y mucho, en el interior. Y no es precisamente por que cuente con un salpicadero de nuevo diseño –es calcado al de la versión más común-, se debe a la reducida altura del techo, que condiciona la visibilidad, y a la ausencia de las plazas traseras. En el lugar de estas últimas encontramos un mamparo con una pequeña puerta para poder transportar objetos largos, tras la que se sitúa un maletero de 280 litros -20 litros más que el MINI Clubman y 120 litros más que la versión normal-.
Hay multitud de huecos para transportar objetos en el habitáculo y, aunque no son muy espaciosos, son lo suficientemente numerosos como para poder vaciar tus bolsillos y que nada te moleste durante la conducción. Los asientos, por su parte, son cómodos y ‘agarran’ lo justo el cuerpo para que no te muevas en las curvas. De serie vienen tapizados en tela ‘Checkered’, aunque puedes optar por un mixto tela/cuero por 661 euros, o cuero completo desde 1.464 euros –si quieres el salpicadero tapizado en piel, tendrás que poner otros 966 euros-.
Hay una gran cantidad de opciones para que puedas personalizar a tu gusto tanto el interior como el exterior del MINI Cooper SD Coupé. El límite en este aspecto lo pondrá la cantidad de dinero que estés dispuesto a gastar, pues es fácil superar los 3.000 euros en equipamiento opcional, lo que puede disparar el precio del coche por encima de los 30.000 euros holgadamente –de serie cuesta 27.750 euros-.
El modelo de la prueba estaba animado por un propulsor turbodiésel de cuatro cilindros con una cilindrada de 1.995 centímetros cúbicos. El bloque, fabricado en aluminio, ofrece una relación rendimiento/eficiencia difícil de igualar, pues los 143 CV de potencia y 305 Nm de par que entrega se dejan sentir solo cuando aceleramos y no cuando pasamos por el surtidor. Esto lo consigue gracias a que emplea un turbo de geometría variable y a la inyección directa por conducto común.
Homologa un consumo medio de 4,3 litros cada 100 kilómetros, aunque nosotros obtuvimos una razonable media de 5,9 l/100Km a lo largo de toda la prueba –con conducción rápida y sesión de fotos incluida-, y si circulas por autovía habitualmente, ofrece un gasto realmente contenido. Este propulsor puede estar ligado a un cambio manual de seis relaciones o a uno automático con idéntico número de velocidades –por 2.717 euros-.
Llegó el momento de introducir la llave en el contacto, arrancar y salir a dar una vuelta. Con el motor frio, es inevitable que el típico traqueteo de los diésel invada el habitáculo, aunque una vez alcanzada la temperatura idónea de funcionamiento se muestra mucho más silencioso. Antes de continuar analizando el comportamiento del MINI Cooper SD Coupé, quiero hacer una mención especial a la caja de cambios manual. Ofrece un tacto excepcional en cada cambio y es muy agradable de utilizar. Un diez en este aspecto.
Ponemos rumbo a nuestra ruta de pruebas habitual, que mezcla tramos de autopista, urbanos y carreteras de montaña de doble sentido. En vía rápida la dirección, muy directa, hace que tengamos que prestar especial atención a cada movimiento del volante, pues la corta distancia entre ejes provoca que responda con suma rapidez. Los muelles y amortiguadores, aunque sean duros, se muestran lo suficientemente confortables como para que podamos viajar con cierta comodidad y gracias a los bajos consumos, casi podemos olvidarnos de repostar –es fácil superar 680 kilómetros de autonomía con un depósito de 40 litros-.
Pero la sorpresa más grata que te llevarás si tienes la oportunidad de conducir un MINI Cooper SD Coupé es lo bien que se comporta en curvas lentas y en carreteras de montaña. Tanto la dirección como el tren delantero son capaces de digerir perfectamente los 305 Nm de par motor y, a no ser que fuerces la situación, no se producen pérdidas de tracción –monta unos excelentes neumáticos, firmados por Continental, en medida 205/40 R17-. Además, al presionar el botón Sport –de serie-, la dirección se vuelve todavía más directa y el motor ‘afila’ su respuesta.
Si el MINI Coupé te gusta estéticamente, esta potente versión diésel te reportará muchas satisfacciones. Es rápida –de cero a 100 Km/h en 7,9 segundos y 216 Km/h de velocidad máxima-, exclusiva y llamativa. También es práctica, ya que si eres consciente de su limitación a la hora de transportar a más de un pasajero, descubrirás que tiene un maletero mucho más amplio que cualquiera de los otros modelos ‘pequeños’ de la firma. Una última cosa, ¿has visto la versión Roadster de este mismo coche?
Lo mejor
+ Exclusividad
+ Maletero amplio
+ Gasto de combustible bajo
Lo peor
- Precio idéntico al del modelo de gasolina de 184 CV
- Equipamiento opcional
- Visibilidad
Texto: Nacho de Haro
Fotos: Alex Aguilar