Han pasado 50 años desde que el hombre llegara a la Luna, evento que suscitó (y suscita) no pocas teorías conspiratorias y del que se han contado todos los detalles habidos y por haber. Lo que quizá no sepa mucha gente es que Ford participó en tan señalado hito.

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El comienzo de la historia se remonta a 1892, cuando se fundó Philco, una empresa dedicada a fabricar lámparas de arco de carbón que después se pasó a la producción de baterías, radio y televisión; llegando a un punto importante en 1953, cuando desarrolló el transistor de barrera de superficie, el primer transistor de alta frecuencia que permitió la creación de computadoras de alta velocidad.

Esto llevó a la compañía a trabajar con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y la NASA, pero en el 60 la situación económica no era la mejor, lo que hizo que buscara financiación externa, lo que aprovechó Ford para comprarla en el 61 y traspasar a ella su División Aeronutrónica, creando Philco-Ford.

Philco-Ford

Contando con el músculo financiero de la marca estadounidense, pudo presentarse como candidata para implementar el Centro de Control de Misiones en el nuevo Centro Espacial Tripulado de Houston, puesto que finalmente se ganó venciendo por el camino a IBM, AT&T, etc.

Una vez dentro del proyecto, las responsabilidades eran muy grandes y variadas: diseño de sistemas de hardware y software, fabricación, instalación, puesta en marcha y pruebas del centro de control; datos y enlaces de control a los sitios de seguimiento remoto de la NASA, etc. Se consiguió completar en dos años, justo a tiempo para monitorizar la misión Géminis del 3 de marzo del 65.

Philco-FordUna vez completado el diseño no se quedó estático, pues era necesario realizar múltiples cambios de misión a misión, llegando hasta los 2 millones de modificaciones en el cableado en algunos casos. Por citar algunas cifras de todo el proceso, se instalaron más de 1.500 elementos diferentes de datos de telemetría, casi 10.000 km de cableado para continuar las operaciones y cinco computadoras mainframe IBM 360/75 que mandaron datos a más de 1.300 conmutadores de indicadores para ser monitorizados por los controladores de misión.

Sin embargo, sus dos misiones más importantes todavía estaban por llegar. La primera fue la Apolo 8, primera vez que una nave orbitaba alrededor de la Luna y volvía a la Tierra, con el problema que suponía para las comunicaciones al pasar por detrás del satélite. La segunda fue la Apolo 11, en al que los astronautas pisaron la superficie lunar y desplegaron el Paquete de Experimentos Científicos Apolo Temprano (EASEP), creado en conjunto por la NASA, IBM y Philco-Ford, y que se dejó allí para monitorear las condiciones ambientales.

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