Era otra época, una en la que los ‘homologation specials’ eran una aduana a pasar para poder competir en determinadas competiciones. Opel quería participar en el DTM y, antes las dos vías existentes, recurrir a Lotus o crear un modelo propio, optó por la segunda, lo que llevó al nacimiento del Opel Omega Evolution 500.
El Opel Omega era la berlina de la marca alemana por aquel entonces y constituía una buena base para entrar en el campeonato de turismos alemán. Sin embargo, en aquellas fechas el Lotus Omega era la versión deportiva por excelencia del modelo.
Haber acudido a él para competir hubiera sido una manera sencilla y rápida de lograrlo, pero lo cierto es que en su desarrollo Opel no tuvo nada que ver, fue General Motors la que tomó la decisión de desarrollarlo y comercializarlo bajo el nombre de Lotus.
En esa tesitura, Opel decidió crear su propio Omega deportivo. El resultado fue una variante con pedigrí, que ofrecía muy buenas sensaciones al volante y que además es bastante exclusiva, puesto que solo se iban a fabricar 500 unidades, aunque finalmente por falta de demanda (era demasiado caro para las mejoras que aportaba respecto al Omega 3000 24V en el que se basaba) solo llegaron a salir de la línea de producción 300.
Esto, sumado al hecho de que siempre ha estado un poco a la sombra de su “hermano” Lotus, ha hecho que haya pasado algo más desapercibido.
Para llevar a buen puerto el proyecto, el fabricante alemán acudió a su preparador de confianza, Imscher, que se encargó tanto de la potenciación como de la puesta a punto, y presentaron el resultado en el Salón del Automóvil de Essen de 1990.
Una imagen contundente
La berlina de serie ya tenía una estética bastante atlética, pero aquí se llevaron las cosas al siguiente nivel: paragolpes específicos, el delantero con un spoiler incorporado; faldones laterales extendidos, pasos de rueda ensanchados, un alerón trasero de gran tamaño y ajustable tanto en altura como en ángulo, y llantas de serie de 16 pulgadas que opcionalmente podía ser de 18.
En el interior los cambios fueron más sutiles, manteniendo casi intacto el habitáculo del Omega y siendo el elemento más destacado los nuevos asientos firmados por Recaro. Además, una placa indica que estamos ante la variante deportiva del modelo.
Un apartado mecánico potenciado
Tomaba como base el motor del 3000 24V, un bloque 3.0 de seis cilindros en línea y 24 válvulas, pero con una cantidad de cambios considerable. El cigüeñal era especial, tenía menos contrapesos (8 en vez de 12), pesaba 6 kilos menos y reducía las masas en movimiento; y además se modificaron el colector de escape, el árbol de levas, los pistones y las bielas…
El resultado fue que de los 204 CV que desarrollaba de fábrica pasó a 240 CV acompañados de 280 Nm de par máximo. Esto, combinado con la misma caja de cambios manual de cinco marchas del modelo base, le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y llegar a 249 km/h de punta, cifras que no eran mucho mejores que las del Omega 3000 24V.
El que si las mejoraba considerablemente era el Opel Omega Evolution 500 4.0i, una preparación todavía más extrema que llevó a cabo Imscher y de la que no se sabe cuántas unidades llegaron a ver la luz.
En ella el motor aumentaba su potencia hasta los 272 Nm y el par alcanzaba los 395 Nm, lo que le permitía reducir el tiempo para completar el sprint a 5,8 segundos y marcar una velocidad punta de 270 km/h cuando el alerón estaba completamente extendido.
Ficha técnica Opel Omega Evolution 500 | ||
Motor | Cilindrada | 3.983 cc |
Cilindros | 6 en línea | |
Potencia máxima | 240 CV /272 CV | |
Par máximo | 280 Nm / 395 Nm | |
Alimentación | Tipo | Inyección directa |
Transmisión | Caja de Cambios | Manual, 5 velocidades |
Tracción | Trasera | |
Dimensiones | Longitud | 4.742 mm |
Anchura | 1.775 mm | |
Altura | 1.422 mm | |
Prestaciones | Velocidad máxima | 249 km/h / 270 km/h |
Aceleración 0-100 Km/h | 7,5 seg / 5,8 seg |
Fuente e imágenes: Opel Post