La seguridad de los vehículos no es igual en todos los mercados, algo que se debe a que los organismos que valoran este aspecto, difieren en criterios de un lugar a otro del mundo. En Europa se encarga el Euro NCAP, que en algunos apartados está más evolucionado que la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) estadounidense.
Ésta, viendo como entre 2013 y 2022 se ha producido un aumento del 57% en el número de peatones muertos por atropello en Estados Unidos, ha decidido plantear una propuesta de ley para establecer los primeros estándares de seguridad para peatones en caso de accidente de la historia del país.
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Así, se buscaría introducir cambios en los Federal Motor Vehicle Safety Standards (FMVSS), que se aplicarían a todos los vehículos de pasajeros de más de 10.000 libras, es decir, a 4,5 toneladas, que tendrían que pasar por nuevos test de simulación de atropello de peatones.
Esto se debe a que precisamente son los coches más voluminosos los que provocan la mayor parte de atropellos con víctimas mortales, algo lógico tanto por peso como por tener mayores distancias de frenado o por el hecho de contar con frontales más altos que producen impactos mayores.
Esto es un problema, especialmente en un mercado como el estadounidense en el que tanto los SUV como los pick-up grandes son un tipo de vehículo muy popular. Según la NHTSA, esto haría que los estándares de seguridad se equiparasen a los europeos, además de que se considera que podría ayudar a prevenir el 67% de las muertes anuales por esta causa.
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Según la propuesta, la nueva normativa exigiría que, para septiembre de 2029, todos los coches nuevos tengan que tener entre su equipamiento de serie el sistema de frenada automática de emergencia.
Hay quien espera que esto también implique cambios en el diseño de los vehículos, pero es algo poco probable a excepción de los más grandes, en los que sí que existe la posibilidad de que los altos frontales deban experimentar una transformación para no constituir tanto peligro para los peatones.