El Mercedes 500 E representa el tope de gama de la serie W124 y vio la luz por primera vez en el Salón de París de 1990. Celebrando los 25 años desde ese lanzamiento, sentó las bases del buen gusto y refinamiento, siendo capaz de combinar la potencia de un motor V8 con las enormes líneas musculosas de su diseño modesto (poco diferenciado del resto de la serie) y la versatilidad para el uso diario.
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Su imagen cambiaba poco con respecto a otros modelos de la serie W124, pero el Mercedes 500 E era el tope de gama dentro de sus filas. A penas una altura ligeramente inferior y un parachoques delantero modificado para albergar los faros antiniebla era lo que lo diferenciaba del resto, a simple vista, pero luego estaba el motor, un bloque V8 de 5,0 litros que entregaba 326 CV de potencia. Suficiente para que pudiera pasar de cero a 100 km/h en 6,1 segundos y alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente de 250 km/h. Todo un lobo con piel de cordero.
Desde su presentación, hasta 1995, se construyeron 10.479 unidades entre las que se incluyen el Mercedes E 60 AMG. El motor y la transmisión automática de cuatro velocidades provenían del 500 SL, aunque el 500 E incluía algunas características de nuevo diseño, como es el motor conocido como 'standard deck', un cárter usado tanto en el 4.2 como en el 5.0, salvo que otorgaba un beneficio de 16,5 mm menos que cuando debutó un año y medio antes. Las bielas eran más cortas, contaba con un sistema de inyección Bosch LH-Jetronic, con control electrónico y sensor de masa de aire.
Desde octubre de 1992, la potencia del bloque motor se redujo hasta los 320 CV en el Mercedes 500 E con el objetivo de reducir los consumos y emisiones. Aunque tal vez, el dato más destacado sea el hecho de que este coche fue desarrollado en estrecha colaboración con Porsche, quien se encargaba del montaje final en su planta de Zuffenhausen. La razón era que Porsche se beneficiaba de la producción de este coche en una etapa difícil para ellos, mientras que el reducido volumen de unidades era un punto a favor para sus procesos de fabricación.
En 1993, además del cambio de denominación, una señal de la llegada del Clase E, el Mercedes 500 E se benefició de cambios en el diseño. Una nueva parrilla para el radiador integrada en el capó, una zaga rediseñada en los modelos con carrocería de tres volúmenes y una nueva tapa del maletero y aletas. Se le instaló de serie el control de tracción (ASR) dada la potencia del vehículo y vivió la llegada del Mercedes 400 E, su hermano menor con un motor de ocho cilindros pero que carecía de carácter deportivo.
En abril de 1995, la producción del 500 E se suspendió debido a que tan solo dos meses después la serie W210 entró en juego. El sucesor del 500 E llegó en septiembre de 1995 con su presentación en el Salón de Frankfurt, pero dada la estrecha colaboración con AMG (filial de Mercedes desde principios de 1999), su nombre pasó a ser E 50 AMG.