Ya podemos mostrarte las primeras imágenes y desvelarte todos los datos oficiales del Jaguar E-Pace 2018, el nuevo todocamino de la firma británica que se posiciona en su gama por debajo del ya conocido Jaguar F-Pace (prueba). Se trata del primer SUV de tamaño compacto de la marca y, con una longitud de 4,39 metros, estamos ante un modelo que llega para rivalizar con vehículos tan populares como el BMW X1 o el Range Rover Evoque, por poner dos ejemplos.
Estéticamente, transmite sensación de deportividad gracias a las formas de su carrocería, con unos marcados pasos de rueda y un morro y una zaga afilados al estilo de otros productos de Jaguar. Tiene una distancia entre ejes de 2,68 metros, es decir, unos 19 cm menos de batalla que el F-Pace. Del Jaguar E-Pace ya se pueden hacer pedidos a través de los concesionarios de la marca, con unas tarifas que parten de los 37.450 euros aunque eso sí, dado que la producción no comenzará hasta finales de este año, hay que tener en cuenta que las primeras unidades destinadas a clientes no llegarán hasta comienzos de 2018.
El diseño del habitáculo también recuerda a sus hermanos de gama. El salpicadero, que está orientado hacia el conductor, está dominado por la gran pantalla táctil del sistema multimedia Touch Pro, que forma parte de la dotación de serie. El nuevo E-Pace podrá equipar también un sistema Head-Up Display de proyección de información en el parabrisas, detector de obstáculos y peatones (con frenada automática de emergencia) o la conocida Activity Key de la firma, una pulsera que te permite dejar la llave en el interior del coche.
En total, el Jaguar E-Pace llega con tres acabados diferentes a los que hay que sumar un cuarto que se corresponde con la ya tradicional edición especial de lanzamiento, que como de costumbre, recibe el nombre Jaguar E-Pace First Edition y que cuenta con una imagen y un equipamiento exclusivos. Los acabados normales son el S, el SE y el HSE.
Por último, la gama motores del Jaguar E-Pace, que está compuesta por tres opciones diésel y dos de gasolina. En todos los casos se tratan de propulsores de cuatro cilindros con 2.0 litros de capacidad. Los diésel se mueven en potencias de 150, 180 o 240 CV, mientras que los de gasolina entregan 249 o 300 CV de potencia. Estos bloques se podrán ligar a cajas de cambio manuales o automáticas (con 9 velocidades), así como a sistemas de tracción delantera o a las cuatro ruedas.