La historia del automóvil está llena de ejemplos de coches que, por el motivo que fuera, no terminaron de convencer y fracasaron. El Chrysler TC by Maserati es uno de ellos, la unión de dos marcas que no tenían nada que ver y que al público no termino de convencer.

Chrysler y Maserati tienen dos enfoques muy distintos del mundo del motor, pero precisamente fue eso lo que llevó a la primera a contactar con la segunda, cuya ayuda necesitaba para aportar parte del prestigio europeo a uno de sus modelos.

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Lo hizo adquiriendo parte de la empresa italiana, en dos pequeñas tandas, 1984 y 1986, para acabar poseyendo el 15,5% de la misma. Una vez completada la adquisición, se pusieron manos a la obra: crear un modelo de lujo que emplease la plataforma y motores de Chrysler, pero con el toque de diseño de Maserati.

Chrysler TC by Maserati

El resultado fue un modelo muy hijo de su época, un cupé que podía retirar su techo duro para transformarse en descapotable, de líneas rectas y formas angulosas, con mucha presencia de cromados y un interior que visto desde la perspectiva actual grita a pleno pulmón “años 80”.

Bajo el capó podía montar tres motores distintos, todos ellos de origen estadounidense. El de acceso era un tetracilíndrico turbo de 160 CV que, dentro de su corta producción, fue reemplazado en el 90 por un 3.0 V6 3.0 de 141 CV firmado por Mitsubishi. La tercera alternativa fue el 2.2 turbo tetracilíndrico de 200 CV, el único que se combinada con una caja de cambios manual.

Chrysler TC by Maserati

El Chrysler TC by Maserati nunca estuvo a la altura de sus pretensiones. Desde la marca esperaban vender entre 5.000 y 10.000 unidades al año, pero lo cierto es que en los tres años que se comercializó (del 89 al 91, para acabar existencias) solo llegaron a comercializarse 7.300 unidades.

La razón hay que buscarla en el hecho de que el modelo no caló entre el público estadounidense, que veía en él una suerte de Chrysler LeBaron (que llegó al mercado tres años antes y costaba la mitad) con ínfulas.

Actualmente, sin embargo, su rareza se ha convertido en su gran aliada, ya que entre algunos coleccionistas despierta interés.

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