Los que crecimos en la década de 1990, con el interés por los coches floreciendo a una temprana edad, recordaremos cómo eran los coches en esa época probablemente desde el asiento trasero de un compacto o una berlina de tres volúmenes. Eran el tipo de vehículo más común en las carreteras españolas, en una época anterior a los SUV e incluso a la fugaz moda de los monovolúmenes.
Hoy revivimos la cultura automotriz de la época al recordar estas 4 características típicas en los coches de los años 90. Muchos eran los modelos que venían equipados de fábrica con estos elementos o detalles estéticos propios de esa década, una tendencia que en pleno 2023 se antoja demasiado antigua, pero que en los noventa estaba a la orden del día y el comprador medio de un turismo aspiraba a tenerlos en su coche.
Llantas de 3 y 4 radios
Las llantas con diseños de 3 y 4 radios hace lustros que no se usan en coches nuevos, pero en los 90 fueron tendencia y muchos eran los vehículos que las equipaban. Ejemplos de ello fueron modelos como el Dodge Viper, el Saab 900, el Ford Mustang o incluso la primera generación del Range Rover.
Parrillas diminutas
También eran habituales en los coches de los 90 las parrillas diminutas o casi inexistentes. En el lenguaje de diseño de la época reinaban las formas redondeadas y aerodinámicas, por lo que los fabricantes prescindían de parrillas grandes y apostaban por diseños mucho más sutiles, donde este elemento no destacaba en el frontal.
Teléfono
Lo creas o no, llevar un teléfono en el coche era toda una primicia incluso en los 90. Este elemento estaba reservado a determinados modelos, normalmente de marcas premium a las que no todos los compradores podían acceder. Descolgar, marcar el número de casa y llamar era realmente impresionante en una época en la que los teléfonos móviles eran ladrillos con antenas de medio metro.
Lector de CD
Aún recuerdo cuando en casa entró el primer coche con lector de CD. El coche familiar hasta ese momento contaba con una radio que podía leer cintas de casete si no estaba averiado o simplemente trituraba o liaba la cinta magnética, arruinando tu casete favorito con los éxitos más sonados de la época. Poder usar un CD era algo francamente genial, un avance equiparable a cuando fueron reemplazados por los lectores USB.