Una de las averías más comunes, pero también más peligrosas, se producen en los frenos. Ramón, mecánico y profesor de la escuela de cursos de mecánica del automóvil, nos da las claves para localizar el problema. Si tienes pericia y útiles, siempre puedes solucionar los problemas de los frenos tú mismo. Y si no te atreves, siempre puedes acudir a tu mecánico de confianza, que verá que tienes idea de mecánica.
Lo primero de todo déjame recordarte que el líquido de frenos es recomendable cambiarlo cada dos años, puesto que pierde propiedades y se descompone, por lo que el punto de ebullición se produce a menor temperatura.
Asimismo, lo apropiado es utilizar un DOT-4, que es el que equipan el 90% de los coches que circulan actualmente, tanto los nuevos como los coches clásicos. Existen DOT-3, 4, 5, 5.1, que se diferencian en el punto de ebullición, la capacidad de ebullición y la estructura química. Los 5 son los recomendados para aquellos vehículos que realizan una conducción deportiva con frenadas fuertes y frecuentes.
Se puede pasar de uno a otro. Eso sí, siempre que sea superior, y, por supuesto, seguir las recomendaciones del fabricante.
Las averías más comunes en los frenos:
- El coche tiende a irse de atrás: puede que pierda líquido de frenos, el bombín está agarrotado o falla la bomba del servofreno.
- El coche tira a la derecha al frenar: revisar el desgaste de las pastillas del lado izquierdo. Si está desgastada la pastilla exterior, las correderas están agarrotadas. Si es la interior la desgastada, es el pistón el que falla.
- El coche tira a la izquierda al frenar: revisar el desgaste de las pastillas del lado derecho. Si está desgastada la pastilla exterior, las correderas están agarrotadas. Si es la interior la desgastada, es el pistón el que está atascado.
- Los frenos retiemblan: para saber si son los delanteros, en movimiento pisamos el pedal ligeramente, subiendo y bajando. Si retiemblan, mirar los discos, y si en la parte de fricción tiene manchas de color azul metalizado, es que están deformados por el calor. Hay que cambiar los discos. Para saber si son los traseros, en movimiento tiramos del freno de mano con el botón pulsado. Si retiemblan, son los traseros los que hay que cambiar.
- Baja el nivel del líquido de frenos y no vemos ninguna fuga: desconectamos el tubo de depresión del servofreno e introducimos un clave blando que llegue al fondo del servofreno. Si sale mojado hay que cambiar la bomba. Al cambiarla, tenemos que tener cuidado y sustituir el retén exterior hermético.
- La rueda está ligeramente agarrotada: al sustituir las pastillas, si vemos que están más desgastadas las de este lado que las del otro, hay que comprobar los latiguillos de los frenos. Para ello pisamos el pedal del freno dos o tres veces para posteriormente abrir el purgador. Notaremos que sale una leve presión de líquido y la rueda se suelta. Hay que sustituir los latiguillos (se estropean mucho más los delanteros que los traseros).
- Las luces de freno se quedan encendidas o apagadas: cambiar la válvula de pare, situada encima del pedal de freno.