Los radares no son plato de buen gusto, por eso a todos aquellos a los que les hayan “cazado” alguna vez les gustará oír la historia de Samuel Morán, un ingeniero de Oviedo que, tras ser sancionado varias ocasiones por uno de ellos, ha demostrado que estaba mal colocado, la DGT ha tenido que aceptarlo y, como consecuencia, se van a anular 16.000 multas, lo que supondrá la devolución de más de un millón de euros a los afectados.

Los 6 secretos de los nuevos radares Veloláser de la DGT

El radar en cuestión estaba situado el punto kilométrico 30.253 de la A-66 que une Gijón y Sevilla, justo en la salida de Oviedo a León, en el túnel de la Bolgachina. El propio protagonista cuenta lo ocurrido, cuando le llegó la primera sanción en 2017: “Desde que me llega la denuncia tengo la mosca detrás de la oreja. Te pongo en situación. Sales del túnel, vas a 90 kilómetros/hora, llegas a la altura del radar y cinco metros más adelante te encuentras una señal de fin de prohibiciones. Es decir, el límite deja de ser aplicable. Ahí es cuando me echan la foto a mí”.

Intentó recurrirla por los medios habituales, pero no le sirvió de nada. Ante la situación consiguió un informe de la demarcación de carreteras del Estado, donde se le informó del punto kilométrico de todos los elementos de la vía, hasta su coche, lo que corrobora que la foto fue tomada una vez pasada la señal de final de prohibiciones. Gracias a ello pidió un recurso extraordinario de la revisión de la sanción, resultando en que tenía razón y siéndole devueltos sus 100 euros.

Los lugares en los que la DGT coloca los radares

Su sorpresa fue que, más adelante fue sancionado de nuevo en dos ocasiones por el mismo motivo: “Veo que siguen en sus 13 y vuelvo a recurrir. No entendía nada. Por eso, lo pongo en conocimiento de los medios de comunicación, uno de ellos La Nueva España, y a raíz de eso la Unión de Consumidores de Asturias se hace eco de la noticia y llega a amenazar a la DGT con ir a la Fiscalía si no hace nada. Finalmente, ellos deciden investigar lo que pasa y corroboran que el radar está sancionando en un lugar incorrecto”, explica.

La Dirección General de Tráfico ha tenido que volver a darle la razón, solo que, en esta ocasión, con consecuencias más graves: va a cambiar la ubicación del dispositivo y va a anular 16.000 multas que fueron puestas de manera errónea, teniendo que devolver a los afectados más de un millón de euros, además de sus puntos del carné.

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