La NASCAR es una competición que queda muy lejos a Europa, pero que en Estados Unidos goza de una enorme popularidad. Por estos lares solo adquiere relevancia cuando hay un final muy ajustado o cuando ocurre un accidente, esto último siendo bastante común, pero nunca de una manera tan masiva como la ocurrida el domingo pasado.

Tuvo lugar en las YellaWood 500 de Talladega, cuando nada menos que 27 coches, más de dos tercios de toda la parrilla (en total son 40) se vieron envueltos en el accidente.

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Austin Cindric se encontraba liderando la columna interior de la carrera cuando solo quedaban 5 vueltas para que ésta acabase. De repente, empezó a perder ritmo y fue alcanzado por el coche que iba detrás, lo que hizo que su Ford, con el número 2, girase sobre si mismo. Esto hizo que chocara con el Chevrolet número 47 Ricky Stenhouse Jr. y entonces desató el caos.

Los coches empezaron a cruzarse, bloqueando el paso de los que venían por detrás, que no pudieron evitar chocar y todos empezaron a girar sobre sí mismos ocupando prácticamente todo el ancho de la pista, incluso la zona más alta del peralte.

En consecuencia, se levantó la bandera roja y la carrera se detuvo durante nueve minutos, hasta que se pudo arreglar el desaguisado.

Por suerte, los choques fueron ligeros y no pasó nada grave, pero en lance sí que ha tenido consecuencias importantes en lo que a la competición y resultados se refierr, puesto que 7 de los implicados son aspirantes al título: Cindric, Tyler Reddick, Chase Elliott, Alex Bowman, Joey Logano, Chase Briscoe y Daniel Suarez.

Así, todo queda en manos de la carrera del próximo fin de semana en Charlotte Roval, que es la última del Round of 12, antes de que se pase a la siguiente fase de 8.

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