La historia nos llega desde Estados Unidos, más concretamente del estado de la estrella solitaria, el country y los sombreros de vaquero. Sandra West estaba casada con un magnate de la industria petrolífera, por lo que pudo disfrutar a lo largo de su vida de innumerables lujos. Entre ellos se datan varios modelos Ferrari, y en uno de ellos es en el que Sandra decidió que quería ser enterrada cuando llegara su hora. En 1977, cuando su momento llegó, su último deseo fue llevado a cabo.
Los chicos de Jalopnik afirman que se trataba de un Ferrari 250 GT, aunque otras fuentes se decantan por un Ferrari 330 America. En lo que sí coinciden es en que se trataba de un Cavallino de color azul. Al funeral, que tuvo lugar en el Alamo Masonic Cemetery, acudieron más de 300 personas, en su mayoría curiosos, que querían estar presentes para ver como una caja gris con cerca de 6 metros de longitud, 3 metros de anchura y 2,75 metros de altura que albergaba a Sandra West y su Ferrari, se ubicaría junto a la tumba de su marido. Tras su depósito, la tumba fue sellada con cemento para evitar cualquier tipo de saqueo.
Fuente: Jalopnik, San Antonio Express News