El fabricante de vehículos japonés Toyota tiene que afrontar el pago de 830 millones de euros a los demandantes por defectos en EEUU, según Euronews.
Es la suma que la marca ha acordado pagar para compensar a los propietarios de sus vehículos por las llamadas a revisión realizadas durante el período 2009-10 en el país norteamericano. Parte del dinero irá destinado a instalar nuevos sistemas que eviten aceleraciones involuntarias.
Aunque Toyota se niega a reconocer haber cometido error alguno, el pago de esta cifra evitará a la compañía nipona enfrentarse a un proceso judicial que puede llegar a ser más largo y costoso.
La marca ha recibido millones de quejas por un supuesto fallo electrónico que provocaría aceleraciones repentinas e involuntarias.
La medida cubre cerca de 16 millones de vehículos Toyota, Lexus y Scion vendidos en Estados Unidos de los modelos fabricados entre 1998 a 2010.
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