No existe un día tranquilo en la gigafactoría de Tesla en Alemania. La planta de producción de automóviles se ha enfrentado a una larga lista de contratiempos desde que inició su actividad oficialmente en el año 2022. Y ahora, que hayan desaparecido 65.000 tazas de café de las salas de descanso del personal parece haber sido la gota que ha colmado el vaso en la paciencia que los directivos están teniendo.
Lo más sonado en la fábrica alemana de Tesla fueron las manifestaciones en su contra de grupos ambientalistas que exponen que su presencia ha supuesto un importante daño para el entorno natural de la zona. Ha esto hay que añadir que poco después de su inauguración la planta ya había registrado el triple de emergencias que la planta de Audi en Ingolstadt.
Los directivos amenazan con no proveer más tazas ni cubertería a las salas de descanso del personal
Sin embargo, el robo de 65.000 tazas de café es un hecho más sonado por su singularidad. En una reunión de personal reciente, el gerente de la planta alemana, Andre Thierig, dijo a los presentes que se habían pedido 65.000 tazas de café para la fábrica desde su apertura, y que todas habían desaparecido.
“Les voy a dar una cifra”, dijo Thierig. “Hemos comprado 65.000 tazas de café desde que comenzamos la producción aquí. ¡65.000! Estadísticamente hablando, cada uno de ustedes tiene cinco tazas de café de Ikea en casa. Estoy realmente cansado de aprobar pedidos para comprar más tazas de café”.
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En la gigafactoría de Tesla en Berlín trabajan actualmente 12.000 empleados y el gerente de planta dijo que, si los robos no cesan, la compañía dejará de proporcionar tazas y otros cubiertos en las salas de descanso del personal, según informa el medio DW.
Esto se produce poco después de que Tesla redujera la fuerza laboral de la gigafactoría alemana en aproximadamente un 2% como parte de sus esfuerzos por reducir costes a escala mundial. Frente a estos despidos, Jannes Bojert, secretario del sindicato IG Metall que representa a los trabajadores de la fábrica, asegura que los empleados sienten una presión extrema y que están frustrados por los problemas de seguridad. No se ha descartado una posible huelga debido al creciente descontento.
