KIA ha querido someter al Stonic a una actualización para que siga cosechando el éxito que ha obtenido hasta el momento. Lo ha hecho sumando a su oferta un nuevo acabado (el GT-Line) y motorizaciones de hibridación ligera. Una combinación que pudimos probar en primera persona.
A nivel estético nos encontramos con los detalles específicos de este acabado que se reproducen tanto en el exterior (los nuevos paragolpes, la parrilla ‘tiger nose’ con su propio diseño, las carcasas negras de los retrovisores, las llantas de aleación de aluminio de 17 pulgadas o el difusor trasero) como en el interior (efectos de fibra de carbono, asientos, un nuevo volante con forma de ‘D’ y costuras en contraste). El habitáculo, eso sí, mantiene su amplitud y su nivel de carga en el maletero: 352 litros.
El (prueba) KIA Stonic GT-Line 2021 ya no está disponible en versiones diésel, solo cuenta con motores de gasolina: el DPi de 1,2 litros y 84 CV y el T-Gdi de 100 y 120 CV con motor de gasolina mild-hybrid (MHEV). Ambas se combinan con una caja de cambios manual inteligente (iMT) de 6 velocidades, aunque la versión más potente puede ir equipada con una de doble embrague de siete velocidades (7DCT).
En acción, el KIA Stonic GT-Line es un coche que ofrece una postura de conducción cómoda y una intuitiva disposición de controles donde todo está a mano. El componente ‘mild-hybrid’ hace que su conducción sea especialmente eficiente. Algo que podemos forzar (aún más) con sus tres modos de conducción: Sport, Normal y ECO, que permite circular en ‘modo vela’.
En ciudad es ágil, ligero y cuenta con una gran visibilidad mientras que en carretera se muestra estable y preciso al mismo tiempo que cuenta con un correcto aislamiento y un notable confort de rodadura. Combinando ambas facetas nos encontramos con un SUV compacto recomendable para aquellos que necesitan un modelo pensado para la ciudad que ofrezca más espacio de lo habitual y, por lo tanto, la posibilidad de afrontar más kilómetros sin, eso sí, salir del asfalto.
