El Comisariado Europeo del Automóvil -CEA- acaba de presentar un informe que profundiza en el correcto etiquetado de la gran mayoría de neumáticos que hay en nuestro mercado y la normativa que lo regula. El principal problema con el que se han encontrado es la ausencia de control o seguimiento por parte de la Administración Pública de ese etiquetado, pues son los propios fabricantes los que establecen a qué categoría pertenecen cada una de sus gomas.
El objetivo que persigue la Unión Europea con el etiquetado de los neumáticos, similar al que ya se emplea con los electrodomésticos, es informar a los consumidores sobre tres aspectos clave del producto en el que están interesados: su eficiencia energética, su adherencia en superficie mojada y el ruido de rodadura -medido desde el exterior-. Desde el 1 de julio de 2012 todos los fabricantes están obligados a poner esta identificación en sus ruedas.
En el estudio ¿Cómo comprar un neumático seguro, que ahorre combustible y no contamine?, CEA saca a la luz la falta absoluta de seguimiento por parte de las distintas administraciones del correcto etiquetado de los neumáticos. Como son los propios fabricantes los que determinan a qué categoría pertenecen sus gomas, este seguimiento y control es necesario para garantizar que el consumidor, que puede basar su compra en la información proporcionada por este distintivo, está adquiriendo lo que realmente quería.
El problema no está en las marcas consideradas ‘premium’, ni si quiera en las de gama media, desde CEA apuntan directamente a los neumáticos ‘low-cost’, generalmente provenientes del mercado asiático, como la principal fuente de incongruencias -a la izquierda en la imagen superior, una etiqueta de una marca barata y a la derecha de una considerada ‘premium’-. Las firmas que los comercializan etiquetan las gomas de forma que éstas se equiparen lo máximo posible a modelos más caros, engañando así al comprador y poniendo en riesgo su seguridad. Son cada vez más populares por su bajo precio, pero tal y como ha señalado el director de la Fundación CEA, Rafael Fernández-Chillón, “lo barato puede acabar saliendo caro, pues unos buenos neumáticos pueden ayudar a evitar un accidente de tráfico”.